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El año pasado Obama dio su tan esperado discurso sobre el cambio climático en la Universidad de Georgetown. Bajo un fuerte sol que lo tuvo secándose la frente durante todo el discurso, el presidente habló casi 50 minutos ante los aplausos de los emocionados participantes. Con su discurso contó por primera vez sus ganas de volver a Estados Unidos la nación líder y ejemplo para otros en la lucha contra el cambio climático, y explicó qué medidas piensa adoptar para cumplir estas metas. Empezó hablando de los cambios climáticos que el planeta ha venido sufriendo, y como muchos de estos, aunque hacen parte de la naturaleza, se ven afectados por un planeta que está calentándose. Y estas catástrofes no sólo significan muertes y millonarias pérdidas pero también fuertes impactos en la economía Americana que ve como los precios de sus alimentos suben, hay escasez de agua en los pueblos, disminuye el turismo, etc. Por eso explica que ya la pregunta no puede ser si deben actuar o no, sino si están todos listos para tener el coraje de hacerlo porque se tiene que actuar. Y Estados Unidos como un país que siempre ha sido líder en la mayoría de los temas tiene que serlo también en la lucha contra el cambio climático. Con gran poder viene una gran responsabilidad, y eso tienen que tenerlo claro porque son el país con la economía más grande del mundo y el segundo mayor emisor de carbono. Según el presidente, el propósito principal es bajar las emisiones de carbono, específicamente un 17%, de tres maneras: doblando el uso de la energía solar y eólica, mejorando los estándares de eficiencia en consumo de energía, y gastando menos energía. Además de esto propuso reforzar la regulación de las plantas energéticas que significan el 40% de la polución del país. Para esto la EPA (Agencia de Protección Ambiental por sus siglas en inglés) tiene el poder y orden de aplicar la regulación a todas las ya existentes y nuevas plantas a nivel nacional.
Consciente de la importancia del sector privado, invitó a las empresas a innovar para reducir la polución y que ahora serán exigidas para que encuentren soluciones. “No hay que temer ni rendirse”. Y, además de eso, recalcó la labor de empresas tan importantes como Walmart que ya están tomando medidas y reconoce que si éstas no fueran buenas para el negocio no las harían. Y es que una economía de bajas emisiones de carbono y basada en energía renovable significa un motor de crecimiento para los años que vienen.
Obama sabe que la estrategia ya no puede ser producir más petróleo, sino que la industria tiene que buscar nuevas alternativas, y reconoce que esta transición tomará tiempo y pidió a los americanos tener paciencia para ver los resultados en el largo plazo. Sin embargo, como medidas de mediano plazo, para actuar lo antes posible, propone un enfoque en el gas natural que emite mucho menos carbono y todavía tiene precios competitivos. Además espera apoyar financieramente a las empresas que desarrollen y utilicen energía renovable en vez de seguirles pagando tanto dinero a las petroleras. Finalmente, concluyó diciendo que está dispuesto a trabajar de la mano del que sea para combatir esta amenaza de las generaciones futuras. Su discurso es claramente muy ambicioso, y Al Gore mismo lo llamó el mejor discurso presidencial sobre el cambio climático jamás dado. Pero mucha gente es aún escéptica de que pueda cumplir todo lo que espera. Y aunque todos lo aplauden por finalmente haber actuado, muchos le recriminan que es un tema que debió haber tocado hace muchos años cuando ya se sabía que el dióxido de carbono era un terrible contaminante. Aunque muchos creen que no lo hizo para poder ganar las elecciones con votos de Estados con enorme influencia energética. De todas maneras hay un sentimiento general de que ha llegado el cambio que los americanos estaban esperando. ¿Qué repercusiones se espera que tenga en la economía? La energía basada en el carbón ahora va a ser más costosa que la energía renovable. Y muchos le critican que esto signifique alzas en las cuentas eléctricas de los americanos y que genere pérdidas de empleos. Sin embargo, se espera que la producción de estas nuevas tecnologías y esfuerzos del sector privado sean fuertemente patrocinadas y apoyadas por el gobierno, y le envíen un mensaje a todas las empresas que no es verdad que los negocios no se interesen en la acción contra el cambio climático. Por último, me surge la duda de qué pensarán países como Colombia que están en desarrollo, con una economía creciente y que próximamente la clase media exigirá más energía, sobre qué medidas tomar para evitar esta “etapa sucia” del desarrollo, y como dice Obama, aprender por lo que ya pasaron los países desarrollados y no cometer los mismos errores. Desde mi punto de vista acá solo se logrará si se toman medidas drásticas gubernamentales y que los dueños de las empresas tomen como prioridad la lucha contra el cambio climático y el desarrollo sostenible. Ya veremos si aquí también hay ese coraje.