Autor: Juan Diego Vargas.
La reciente emisión de la resolución 0119 de 2024 por parte de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap) que permite la comercialización y consumo de tiburones y rayas marinas capturados de manera artesanal e incidental, ha generado un intenso debate entre conservacionistas y defensores de la seguridad alimentaria en el país.
Esta medida tiene un fuerte contraste con una resolución anterior (281 de 2021) la cual prohibía la pesca total de tiburones y rayas marinas en todo el país en un esfuerzo por proteger a estas especies y mantener el equilibrio de las cadenas tróficas marinas [1]. Esta resolución emitida en 2021estipulaba que cualquier pesca incidental [2] de estas especies no podía ser aprovechada y por consiguiente debía ser desechada.
Por otro lado, en esta nueva resolución emitida en el año 2024 se ha despenalizado la captura incidental de 15 especies de tiburones y rayas marinas, con la finalidad de permitir su aprovechamiento total (comercial y alimentario) para impactar positivamente a los habitantes de las regiones Pacífico y Caribe del país y salvaguardar su derecho a la alimentación, subsistencia y riqueza cultural.
La comercialización de tiburones y rayas marinas plantea dos problemáticas principales en el territorio, las cuales se relacionan con: la conservación de especies de tiburones y rayas marinas y la seguridad alimentaria de las comunidades del pacifico que viven de la pesca de estas especies.
En este orden de ideas, se puede evidenciar como la sobreexplotación de tiburones ha llevado a la disminución de las poblaciones y al desequilibrio de los ecosistemas marinos. Sin embargo, la prohibición de la venta y el aprovechamiento de la carne de tiburón afecta la seguridad alimentaria y el desarrollo económico de las comunidades pesqueras costeras.
Por un lado, los ambientalistas y defensores de la conservación marina argumentan que la protección de las especies de tiburones y rayas marinas son cruciales para mantener la biodiversidad marina y preservar los ecosistemas marinos. Pues, los tiburones desempeñan un papel crucial en la regulación de las poblaciones de peces y en la salud de los océanos. Tal y como explica el investigador de la Fundación Malpelo, Felipe Ladino, “son depredadores que se encargan de regular los ecosistemas cuando hay alguna sobrepoblación de alguna especie invasora o cuando hay una enfermedad” (RAYA, 2024).
La preservación de las especies de tiburones en Colombia es una prioridad urgente debido a su situación de riesgo de extinción y a la falta de regulaciones efectivas que eviten su captura incidental. A pesar de que la pesca dirigida contra tiburones y rayas está prohibida en el país, la ausencia de técnicas pecuarias adecuadas ha llevado a que estas especies sean capturadas durante las faenas de pesca, tanto por pequeños como por grandes pescadores.
Según datos del Servicio Estadístico Pesquero Colombiano (SEPEC), en los últimos 8 años, aproximadamente el 1.2% de las capturas de la pesca artesanal en el Pacífico colombiano y el 4.02% en el Caribe corresponden a tiburones y rayas marinas, lo que indica una captura incidental significativa.
Por otro lado, las comunidades pesqueras dependen de la captura y comercialización de tiburones para su sustento y desarrollo económico. Es fundamental considerar el valor cultural y económico del tiburón en las comunidades costeras colombianas, donde el consumo y la utilización integral del animal son prácticas arraigadas que sustentan la dieta y la economía local.
La prohibición total de la pesca del tiburón no solo amenazaría la seguridad alimentaria de estas comunidades, sino que también afectaría negativamente su sustento económico, puesto que, según datos del Ministerio de Agricultura alrededor de 150.000 pescadores artesanales dependen de esta actividad. Aunque es importante proteger el medio ambiente y la biodiversidad marina, es crucial ponderar los derechos culturales y económicos de estas comunidades, ya que la prohibición indiscriminada podría no garantizar la preservación de las especies y, en cambio, socavaría las tradiciones y formas de vida locales.
En este contexto, una regulación responsable que promueva la pesca sostenible podría representar una alternativa más equilibrada para conservar las especies marinas sin comprometer los derechos y la cultura de las comunidades pesqueras.
En resumen, la discusión en torno a la nueva resolución expedida por el gobierno refleja un delicado equilibrio entre la protección de estas especies y las necesidades económicas y culturales de las comunidades pesqueras. Aquellos que defienden la pesca incidental argumentan que esta práctica es vital para la subsistencia y la cultura de las comunidades costeras, ya que el consumo de tiburón es una tradición arraigada en regiones como Buenaventura, y representa una fuente económica importante para muchos pescadores artesanales. En sentido contrario, los defensores de la conservación ambiental insisten en la necesidad de proteger a las especies de tiburones y rayas, que se encuentran en peligro de extinción debido a la pesca indiscriminada y la captura incidental. Donde se cree que la resolución actual podría abrir la puerta a una mayor explotación de estas especies por parte de sectores industriales.
En este sentido, es fundamental encontrar un punto medio que garantice la sostenibilidad ambiental y la seguridad alimentaria de las comunidades costeras. Se requiere una regulación efectiva que permita la pesca incidental controlada, respetando los límites de captura establecidos y promoviendo prácticas pesqueras sostenibles. Asimismo, es necesario impulsar programas de conservación y educación ambiental que fomenten la coexistencia armónica entre la actividad pesquera y la preservación de la biodiversidad marina. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo se podrá asegurar la protección de los tiburones y rayas, así como el bienestar de las comunidades que dependen de ellos.
[1] Interacción de los organismos en el entorno marino en función de su posición en la cadena alimentaria (Expertoanimal, 2023).
[2] Captura involuntaria de peces u otras especies marinas mientras se está intentando pescar otro tipo de peces (MSC, 2024).
Referencias Bibliográficas.
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