Autor: Santiago Nates Sierra.
La escasez de recursos está llevando al ser humano a estudiar alternativas de alimentación ante un total desabastecimiento. En la actualidad, están proliferando diversos modelos de dietas alimenticias poco comunes en algunos grupos de población. Los modelos varían desde dietas con características tradicionales hasta dietas de lo más extravagante, anómalas e incluso perjudiciales.
La entomofagia es una práctica ancestral, se trata de la ingesta de insectos como alimento para los humanos, un hábito alimenticio muy extendido en diferentes culturas en todo el mundo. No obstante, esta práctica aún se considera poco común o un tabú. Según el OpenMind de BBVA, los insectos son ingeridos por más de 2.000 millones de personas en el 80% de los países en el mundo. “Los insectos lo tienen todo para convertirse en el superalimento del futuro: permiten un máximo aprovechamiento nutritivo invirtiendo un mínimo de recursos, su cría es relativamente sencilla y económica y emite niveles muy bajos de gases de efecto invernadero” (Alcalde, S. 2023. National Geographic España).
Y es que España sabe muy bien de esto, Proinsecta lleva años desarrollando diferentes métodos de producción de proteína a base de insectos. Llevándolos hasta el punto de ser reconocidos internacionalmente por sus métodos de crianza estandarizados, orientados a la creación independiente de granjas de insectos por parte de inversores.
Aunque no es la única empresa especializada en esto, si es la que mayor conocimiento ha demostrado con las innovaciones en sus líneas de cultivo. Se han caracterizado además por permitirle a sus inversores y clientes no solo depositar su dinero en un negocio del futuro, sino tomar por mano propia y crear granja de insectos correctamente monitoreadas y montadas por Proinsecta.
“Hasta la fecha, la Unión Europea ha dado luz verde al consumo de tres especies de insecto: larva del gusano de la harina (Tenebrio molitor) como producto entero o en polvo; langosta migratoria (Locusta migratoria); como producto seco, congelado y en polvo; grillo doméstico (Acheta domesticus), como producto entero o en polvo, y larvas de escarabajo (Alphitobius diaperinus), como producto congelado o liofilizado usado como ingrediente de productos alimentarios” (Alcalde, S. 2023. National Geographic España).
Sin embargo, es un trabajo de concientización sobre salud humana y consumo responsable. En Colombia, la sociedad no suele consumir insectos en su cotidianidad, pero existen culturas y/o regiones que incluso logran considerar estas prácticas como un manjar. Por ejemplo, el caso de los Santanderes es especial, pues cuentan con la hormiga culona que era un alimento relacionado con el matrimonio, se utilizaba como regalo de bogas o para pedir la mano de alguien. Por esta relación con el amor se originó la fama de las hormigas como alimento afrodisiaco.
En el país, la hormiga culona es la que más se consume con aproximadamente el 60% de las preferencias, le siguen los grillos con 25% del mercado y detrás vienen el mojojoy con 10%. El restante 5% es para otras variedades de insectos. (Velandía, D. 2022. Goula). Quizás no es el mercado esperado, pero es un comienzo importante, pues abre las puertas a que deje de ser considerado tabú en la sociedad. Los insectos pueden procesarse para servir como alimento humano y animal con relativa facilidad. Algunas especies pueden consumirse enteras. Los insectos también pueden convertirse en pasta o molerse para hacer harina, como es el caso de Hamburguesas El Corral, y también pueden extraerse sus proteínas. Domesticar insectos puede ser una buena idea.
En conclusión, la entomofagia es una práctica que toma fuerza con el tiempo. La sociedad deberá invertir en campañas de concientización social sobre el consumo responsable de los alimentos, al mismo tiempo en el que se debe enseñar las diferentes alternativas de alimentación que pueden existir. En muchas ocasiones estas prácticas resultan más asequibles económicamente para muchos sectores de la sociedad, a comparación de la compra constante de los insumos. Sin lugar a duda, estamos frente a una posibilidad de crecimiento alimenticio y social, que no debemos desaprovechar y escatimar en fomentar educación sobre responsabilidad de consumo y alternativas para dietas futuras, totalmente salud humana, brindemos posibilidades de salvar cada vez más vidas.
Referencias Bibliográficas.
https://www.bbvaopenmind.com/ciencia/medioambiente/insectos-la-comida-del-futuro/
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1887-85712018000100041