Como se ve, este es un planteamiento que parte de la acción individual de cada hombre y la refina hasta volverla una ley dirigida a la totalidad de los seres humanos. Tenemos aquí un aforismo que puede servirnos de guía en nuestra vida, y en una economía de mercado en nuestro actuar como profesionales o como consumidores. La industria alimentaria, al ser la encargada de proveer la solución al problema del hambre, de una necesidad persistente y siempre renovada, vive dilemas éticos que tienen que ver con el acceso a la comida y los precios de venta, la calidad nutritiva de lo que ofrece, el desperdicio en su cadena y el sometimiento de la naturaleza. En este escrito discutiremos el caso de la comida rápida o ‘chatarra’ ejemplarizado por McDonald’s.
Hoy la obesidad es un problema de carácter social, económico y de salud pública a nivel mundial. Las grandes cadenas multinacionales, como McDonald’s, tienen un impacto en el problema de obesidad, pues con sus combos agrandados y sus productos ricos en grasas y azucares afectan la salud nutricional de sus clientes. El estilo de vida de los clientes es otro factor que no debemos pasar por alto, pues en una cultura en la que “el tiempo es oro” la comida rápida es una opción valiosa y se percibe de esa manera. Desde otra perspectiva relacionada a lo cultural, al vivir en un mundo donde prolifera la información, también abunda la mala información y respecto a la nutrición y la comida saludable prolifera este segundo tipo de información. En el mar de la mala información, embate la ola de la publicidad que en los niños es aún más efectiva e influencia las prácticas de consumo. Influencia que también tienen las grandes compañías en el gobierno, no por los medios de la publicidad, sino a través de lobistas o cabilderos y a las dádivas a legisladores y funcionarios. Esta es una influencia que sirve para determinar cuáles son las prácticas legalmente aceptadas en la producción, distribución y comercialización de alimentos.
¿Podemos decir entonces que son McDonald’s y las demás grandes corporaciones responsables de la epidemia de obesidad? Sabemos que la compañía conoce que vende comida poco saludable. También conocemos que la compañía crea un ambiente para inducir a las personas a tomar ciertas decisiones, por ejemplo, incentivos de precio, las opciones saludables son más costosas. Igualmente, podemos preguntarnos si el verdadero mercado objetivo de su publicidad son los adultos o los niños. Si coincidimos en que quienes toman la decisión de dónde comer son los adultos es necesario considerar cuál es la raíz de la decisión y si en ella tiene algo que ver la persistencia de los niños. Por el contrario, no podemos olvidar que los consumidores tienen agencia y con ella el poder de elegir dónde comer, al tiempo que McDonald’s y las demás cadenas de comida rápida tienen el derecho a vender la comida que deseen siempre y cuando esta esté en buen estado.
A finales de la década pasada Mcdonald’s supuso que entendía a sus clientes y el daño en la salud que la compañía estaba causando. En ese momento decidió cambiar el menú ofrecido en sus puntos de venta por uno más saludable, que incluía ensaladas y platos de las gastronomías locales. Mientras tanto, Burger King el mayor competidor de Mcdonald’s, lanzó al mercado la línea “Bk Stackers” la cual consistía en hamburguesas con 2, 3 o 4 pisos de carnes, abundante salsa de queso cheddar, 3 o 4 tiras de tocineta y ni un gramo de vegetales. En ese momento las ventas de McDonald’s bajaron mientras las de Burger King aumentaron. Considerando la paradoja anterior a la luz de la salud pública ¿estamos ante un problema de falta de ética de una industria, ante la carencia de ética de un grupo de consumidores o ante un problema nutricional que no tiene nada que ver con la ética y corresponde simplemente al sistema de mercado y al deseo o gusto de las personas?
@farrazola