La educación universitaria escocesa tiene una larga tradición de inclusión. Cuando Escocia tenía 5 millones de habitantes, existían 5 universidades, en cambio, en Inglaterra con 50 millones de habitantes había sólo dos universidades. En algo explica que los grandes científicos y técnicos que iniciaron las innovaciones de la Revolución Industrial fuesen escoceses; para no decir nada de Adam Smith y las ciencias económicas.
Luego, la OU hace honor a esa tradición inclusiva. En la década de los 80 el Internet no era generalizado. Los materiales de estudio llegaban a los estudiantes por correo, tutores locales ayudaban en sus tareas, programas de televisión en horas de baja sintonía transmitían conferencias y, los exámenes –al modo de nuestro ICFES- se llevaban a cabo en escuelas o bachilleratos. De esta forma, en las más remotas islas de Escocia, cualquiera que deseara estudiaba una carrera técnica o universitaria. Hasta los presos lo hacían –también al modo que lo hacen algunos de los nuestros en cárceles de EEUU a través de la Universidad a Distancia colombiana-.
El Internet hoy posibilita incluso que la OU ofrezca un MBA con estudiantes ubicados en 122 paises. Sí, una universidad cuyo campus son tres antiguas casas arrendadas en el centro de Edimburgo y cuya área no suma más de 10.000m2, también triplemente acreditada.
La ubicuidad y asincronía que posibilita lo que hoy se conoce como e-learning, blended learning o simplemente web-assisted
pareciera revolucionar la educación. Sin embargo, debe tenerse presente que los principios que hacen posible la educación: que alguien desee aprender, que existan personas con alguna experiencia y conocimiento que desean compartirlo y que exista la posibilidad que interactúen, dan cabida o fomentan algún tipo de pedagogía para mejorar cada vez más la educación. Mejorar en el sentido de hacerla inclusiva, crecer su calidad, y lograr que todos los agentes saquen de adentro de sí mismo lo mejor.
Todo ello significa que los objetivos, términos de competencias, de cada programa, cada curso, deban explicitarse y justificar los mejores medios para lograrlos entre tutores y alumnos. Debe distinguirse entre habilidades, actitudes y conocimientos que cada acción educativa quisiera inculcar y desarrollar.
Habilidades tales como trabajo en grupo, actitudes como servicio a los demás, y conocimientos como distinguir un concepto de otro: por mencionar algunos. El asunto se complica en la selección de los mejores medios para lograr estos. La investigación pedagógica avanza, pero las realidades culturales condicionan la eficacia de uno u otro método. Hay que estar atento estas.
Tal vez el reto más complejo es el aquel que lleva a la comunidad universitaria a distinguir entre datos, información y conocimiento. Si aceptamos que la segunda se halla conformada por los datos estructurados para tomar decisiones y la última por información estructurada para anticipar consecuencias, entonces, tal vez la acción universitaria hoy se centra en los datos y la información; no sólo la docencia, sino la investigación. ¿Se lo estamos contando a nuestros estudiantes?
Febrero 17, 2014