Marco Osorio es un joven emprendedor caleño, que, estando en su último semestre de Ingeniería Mecánica y Economía en la Universidad de Los Andes, ya se ha lanzado con tres emprendimientos en el agro colombiano. Fue hace cuatro años cuando inició su trayectoria con el Hult Prize, un reto para generar soluciones empresariales de gran impacto. Para este, consolidó un grupo con el que crearon Biotor, un proyecto que se vale de la acuaponía[1] para aumentar los rendimientos por hectárea y optimizar recursos naturales. Sin embargo, este modelo de negocio requiere de una inversión en capital significativa, por lo que el equipo ha decidido dejarlo en pausa.
Más tarde, Marco recibió una invitación a las Naciones Unidas, en donde decidió tomar una gira por Estados Unidos para conocer lo que se adelanta en agricultura. Estando allá logró aliarse con un empresario alemán que implementaba agricultura verde para el cultivo de microgreens y germinados. En enero del 2020 cofundó Vita Farms, la primera compañía de agricultura vertical urbana[2] en Colombia y, a su vez, conformó otro equipo para crear TuPlaza. Con TuPlaza esperan alcanzar un modelo tanto de abastecimiento regional, como una despensa internacional de alimentos frescos a través de tecnología.
Lo siguiente responde a citas tomadas de la entrevista hecha a Marco Osorio:
¿Los modelos que ha desarrollado en sus emprendimientos son fácilmente replicables para el pequeño y mediano agricultor? ¿Qué potencial de escalabilidad y de economías de escala tienen?
Independientemente de lo que se lleve a cabo, bien sea TuPlaza o una comercializadora de agroinsumos, es importante entender cuáles son las barreras que impiden que un modelo sea replicable en la agricultura y en diferentes comunidades. Entender cuáles son las idiosincrasias y los dolores, no necesariamente palpables, sino los ancestrales de ciertas comunidades. En TuPlaza, lo que nos interesa, es cómo llevar modelos sostenibles al largo plazo y para lograr esto, deben ser modelos robustos. No se trata de tan solo satisfacer necesidades primarias, sino de generar desarrollo y movilidad social en comunidades rurales. El productor nacional promedio no tiene oportunidad de competir en mercados sofisticados, luego, no es suficiente garantizar la comercialización. Es decir, el hecho de comprar y vender no genera fidelización de los actores. Se tiene que generar una solución estructural, por medio de la venta y compra, para tener una confluencia directa con los productores y acceder a alimentos frescos. Sin embargo, en Colombia estas relaciones no se dan a largo a plazo, y no capturan lo márgenes de costos del productor ni coinciden con la oferta y demanda de alimentos. Esto genera asimetrías de información y fallas en el mercado, lo que se traduce en centrales de abastos completamente manipuladas y centralizadas, que no permiten la movilización social de productores. En cambio, cuando se propone un modelo, se debe procurar que complemente varias aristas; sociales y económicas, no solo filantrópicas.
¿Cómo ve el futuro del agro en Colombia y cómo cree que se puede hacer más atractivo para las nuevas generaciones?
Estamos en un momento muy interesante en el agro de Colombia, porque hay todo por hacer, es un mercado gigantesco, completamente inexplorado y en donde existen muchas oportunidades. Actualmente, una de las que estamos explotando es Vita Farms, que se enfrenta a cómo, dentro de las mismas ciudades sobrepobladas y con problemas de polución, podemos generar alimentos frescos. De esta problemática de la sobrepoblación surgen oportunidades de producción de alimentos en función de la demanda, con un portafolio que ofrezca productos para segmentos especializados dentro de mercados competitivos, en los que la oferta pueda ser limitada. Como, por ejemplo, baby leaves, lechugas asíaticas, hierbas aromáticas y microgreens. Hay que preguntarse cómo empezar a producir alimentos de ciclo corto, que son apetecidos en el mercado, con un valor percibido alto y que generan modelos rentables. Esto es lo que soluciona la agricultura vertical: cómo producir muchos alimentos por metro cuadrado, en ciudades en donde normalmente el costo del metro cuadrado es costoso. En principio, sí es más costoso, pero se empiezan a generar economías de escala y optimización en energía, recursos, y en operación. Igualmente, existen grandes oportunidades en el sector de alimentos para mascotas y alimento para animales de consumo humano, como concentrados a base de insectos o a partir de concentración de bacterias. También, producción de microalgas para insumos farmacéuticos. Como ves, está todo por hacerse, queda todo por hacerse.
¿Cómo está el sector de agritech en Colombia? ¿Qué tan difícil es competir contra apps y plataformas posicionadas, que acercan el agricultor al consumidor final? ¿Qué valor agregado o qué diferenciador le ofrece TuPlaza al agricultor?
La mayor cantidad de apps o compañías solucionan problemas de última milla. Es decir, cómo vender y entregar los productos en el menor tiempo, pero su propuesta no se enfoca en cómo crear valor asociado a proveeduría y cómo medir la oferta. Esto es justamente lo que hacemos en TuPlaza, solucionar el acceso de alimentos frescos en América Latina, a través de datos e información. Nos preguntamos cómo podemos ordenar la oferta en función del mercado, abastecer ciudades de forma local, cada periodo tener más frutas y verduras por ciudad y ser muy eficientes. El concepto de TuPlaza se enfoca en el abastecimiento masivo de ciudades, no nos limitamos a un solo segmento o nicho. La demanda de alimentos está garantizada, los humanos necesitamos comer, pero la oferta no necesariamente está garantizada debido a variables exógenas, como condiciones climáticas o incluso asimetrías de información. En este sentido, ojalá pudieran existir 20 Rappis, 20 Fruvanas y 20 TuPlaza que pudieran dinamizar la demanda de alimentos de las ciudades.
¿Cuál podría ser un modelo de negocio socialmente responsable que acerque el agricultor al consumidor final? Es decir, ¿cómo logramos que los beneficios se repartan equitativamente a lo largo de la cadena de producción y distribución, para que no se acumulen en el intermediario?
Nosotros en TuPlaza garantizamos esa movilización de ingresos a través de unos indicadores de impacto. Estamos buscando, continuamente, crear modelos para generar bienestar. Uno de ellos es la cantidad de contratos precosecha, que sirven como garantía de un mercado futuro. Esto se logra estandarizando precios, por medio de la identificación de un precio potencial y óptimo, de un producto en específico. Para el cálculo de estos precios, consideramos los costos productivos asociados a ese producto en específico. De esta manera, se logran balancear tanto los márgenes brutos que necesita el productor, como los necesarios para la operación de TuPlaza. También nos basamos en otros indicadores como el aumento promedio percibido por el productor, la disminución de desperdicios (slow waste). Con todo esto, la empresa cuenta con desperdicios menores al 1%. Otro indicador en el que nos basamos es la transferencia de tecnología, es decir, el número de procesos de asistencia técnica que llevan a cabo los agricultores y cómo estos procesos van calibrados con aumento de productividad o calidad.
Con TuPlaza estamos logrando que, al desintermediar la cadena, los productores alcancen mejores márgenes brutos de operación. La necesidad primaria del ingreso no genera sostenibilidad de un modelo a largo plazo, por esto el modelo se debe acompañar de otros beneficios. En este momento, estamos desarrollando una alianza con Viliv es una empresa de Grupo Sura y Bancolombia que presta servicios empresariales para Pymes. Con esto, pretendemos crear programas de servicios empresariales para convertir al productor en empresarios del campo.
¿Cómo logran que los pequeños y medianos agricultores se basen en una demanda real del mercado para producir?
Si estamos negociando con un productor de papa, que produce porque su región es papera, le compramos su cosecha, pero también le solicitamos que produzca, por ejemplo, cebolla cabezona. Le damos las indicaciones de los calibres, cantidades y se le compra todo. Así, el productor mismo se da cuenta cómo a través de información y, basándose en la demanda, logra mejores ingresos, porque son productos pensados para un mercado real. Con esto logramos que el productor ofrezca un portafolio más diversificado, no base sus productos en un solo monocultivo y tenga más oportunidades de competir en un mercado sofisticado. Además, para nosotros es más eficiente, porque así encontramos más alimentos en un solo productor.
[1] Produce una simbiosis de recursos naturales, en donde, a través de hardware y maquinaria, los desechos orgánicos de peces (por su gran contenido de amonio) sirven de nutrientes para el cultivo de vegetales. Por medio de filtros biológicos, se descompone el amonio en nitritos y nitratos para que los cultivos asuman los nutrientes por sus capas vegetales. Esta técnica acelera los procesos, logra rendimientos en espacio, nutrientes y calidad. Genera mayor número de cabezas vegetales por metro cuadrado, controlando humedad y la erosión. Por ejemplo, en la agricultura tradicional los espaciados entre lechugas son de 15-20cm, mientras que con la acuaponía son de 8 a 10.
[2] Es una práctica donde se plantan cultivos apilados verticalmente. Se puede producir una gran cantidad de alimentos por metro cuadrado y, al tiempo, biocontrolar sus microclimas. Esto genera microambientes y ecosistemas para un mejor desarrollo de los vegetales.