Por eso, este artículo se propone evaluar los efectos de la violencia únicamente en la región de los Montes de María en los departamentos de Bolívar y Sucre sobre la población rural. Se toma como base y fuente principal la tesis de grado de Liliana Duica Amaya: Despojo y Abandono de Tierras en los Montes de María: El impacto de los grupos Armados en la Reconfiguración del Territorio (Duica, 2010).
La región de los Montes de María está conformada por 8 municipios de Bolivar y 8 municipios de Sucre. Los municipios pertenecientes a Bolivar son: Carmen de Bolivar, San Jacinto, San Juan Nepomuceno, María La Baja, El Guamo, Zambrano, Mahates y Córdoba. Por su parte Chalán, Colosó, Sincelejo, Ovejas, San Onofre, Los Palmitos, Morroa y Tolu Viejo hacen parte del departamento de Sucre. A grandes rasgos esta región limita al Oeste con el mar caribe y el Golfo de Morrosquillo, al Este con el río Magdalena, al Sur con el municipio de Sincelejo y al Norte con el Canal del Dique.
Al detenerse a observar la geografía de la región salta a la vista su importancia como corredor del narcotráfico y para el quehacer de los grupos armados. La región conecta las zonas productoras (de drogas ilegales) del interior del país con la costa caribe, no solamente por medio de importantes carreteras a nivel nacional como la Troncal de Occidente y la Transversal del Caribe, sino también por vías fluviales navegables como el río Magdalena y el Canal del Dique. Al ser la región atravesada por dos grandes carreteras los grupos ilegales la aprovechaban para buscar otros métodos ilegales de financiamiento como las pescas milagrosas y los secuestros a viajeros.
En la configuración del proceso de violencia que atravesó la región en el pasado reciente hay que tener en cuenta el espíritu de la población. Los habitantes de los Montes de María se caracterizaron por su rol en la creación de movimientos sindicales y campesinos a favor del lema “la tierra pa’quien la trabaja” (Duica 2010, p 19). Al llegar los primeros guerrilleros a la zona en los 80 este espíritu de lucha no le permitió a la población subyugarse ante las armas de fuego. Los guerrilleros tuvieron que recurrir al secuestro y a los asesinatos selectivos para ejercer poder sobre la población. En la siguiente década incursionaron los paramilitares quiénes, en su lucha contrainsurgente y por el territorio para financiarse con el narcotráfico, también experimentaron la actitud desafiante de la población. A la beligerancia de los pobladores y al el hecho que los paramilitares nunca pudieron expulsar totalmente a la guerrilla de la zona, se explica la exagerada violencia presente en la región. Las masacres eran un crimen orientado no sólo a la eliminación de todo aquél que tuviera (o pareciera tener) un vínculo con la guerrilla, sino también a sembrar el terror en la población que se resistía al dominio paramilitar hasta el punto que el abandono de la tierra pareciese la única alternativa. (Duica 2010)
El desplazamiento generado por medio de esta extremada violencia perjudica a sus victimas en mínimo tres niveles: “Puede afirmarse que los desplazados que vivían y trabajaban en el campo han sufrido un triple proceso simultáneo desarraigo (desterritorialización), de despojo (pérdida patrimonial) y de inhabilitación laboral” (Garay et al, 2009). De lo anterior se desprende que hay una fuerte pérdida económica, el desplazado pierde sus activos, su capacidad de inversión y su capacidad de generar recursos, porque las habilidades agrícolas que había desarrollado para sus sustento y su trabajo son inútiles en las urbes. Es así como el desplazado se ve reducido en muchos casos a la indigencia, casi sin poder salir de ella.
Hoy en día las condiciones de violencia en la región han cambiado drásticamente. Los paramilitares se desmovilizaron en 2005 y posteriormente fue abatido alias “Martin Caballero” líder de las FARC en la región. Se puede decir que la fuerza pública recuperó el monopolio de la fuerza, a pesar de que en este momento se registre en la zona la operación de bandas criminales emergentes (bacrim) (Duica 2010, p 27). Sin embargo, aquellos que fueron desplazados no han podido volver a la región, principalmente por el estado en que se encuentra el suelo de sus tierras luego del abandono y por múltiples complicaciones en el estado de propiedad, tenencia y usufructo de aquellas tierras que en algún momento fueron sin duda su hogar. Este tema será analizado en el segundo artículo que le dedicaremos a los Montes de María.
@farrazola
Referencias
1. Duica, L. (2010). Despojo y Abandono de Tierras en los Montes de María: El impacto de los grupos Armados en la Reconfiguración del Territorio (tesis inédita de grado). Universida de los Andes, Bogotá, Colombia.
2. Garay, L, J. Barberi, F. Forero, J. Prada, G. (2009). Décimo Primer Informe Cuantificación y valoración de las tierras y los bienes abandonado o despojadas a la población desplazada en Colombia. Bases para el desarrollo de procesos de reparación. Comisión de seguimiento a la política pública sobre el desplazamiento. Bogotá, Colombia.