Tanto la comuna 18, 20 y 1 son los que presentan mayor número de mototaxismo en Cali. Foto: Juan B. Díaz.
Autor: Luis Eduardo Bermúdez.
El mototaxismo en Colombia ha sido un fenómeno que ha cobrado gran popularidad en las últimas décadas, especialmente en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali. “De acuerdo con datos entregados por el Registro Único Nacional de Transito (RUNT) se inscribieron 741.819 unidades, lo que representa un 40% más motos que el año anterior” (Ortuya, 2022). Sin embargo, este tipo de transporte público no reglamentado ha generado una serie de problemas y desafíos para el campo colombiano. Uno de los más graves es que los jóvenes de los pueblos y campos están abandonando la agricultura y la ganadería para trabajar como mototaxistas en las ciudades.
La búsqueda de una mejor calidad de vida es una de las principales razones por las que los jóvenes de los pueblos y campos prefieren trabajar como mototaxistas en lugar de en el campo. En el campo, la vida es dura y el trabajo es físicamente exigente. Los jóvenes deben trabajar largas horas al día, desde la mañana hasta la noche, y su salario es bajo y no les permite tener una vida confortable. “Lo cierto es que hoy el campo y la ruralidad no ofrecen una alternativa sólida para que los jóvenes puedan desarrollar un proyecto de vida con dignidad. Ellos no están dispuestos a repetir la historia de sus padres: 40 años de trabajo, al sol y al agua, manos rasgadas llenas de recuerdos aciagos que se han cristalizado en montañas de cayos” (Correa, 2022). En contraste, el trabajo como mototaxista es más atractivo para ellos. Pueden trabajar en horarios más flexibles, tienen la oportunidad de ganar más dinero y pueden disfrutar de una mejor calidad de vida. Este fenómeno no solo altera la dinámica poblacional, sino que también pone en riesgo la transmisión de conocimientos tradicionales, la producción agrícola y el tejido social de las áreas rurales.
Orígenes y expansión del mototaxismo en Colombia
El mototaxismo en Colombia tiene sus raíces en la región Caribe, específicamente en el departamento de Córdoba, mientras que unas fuentes sugieren que data a finales de la década de 1980, otras dicen que es un fenómeno de este siglo. “El fenómeno del mototaxismo es una actividad ilegal que en la ciudad de Cartagena de Indias surge entre los años 2000 y 2002. Desde entonces, se percibe dentro de las concepciones ortodoxas del desarrollo como una expresión de atraso o subdesarrollo, en una ciudad que se posiciona como destino turístico internacional” (Olaya, 2017). En un contexto de desempleo creciente y escasez de opciones de movilidad, las motocicletas se convirtieron rápidamente en una alternativa atractiva para el transporte de pasajeros. Lo que comenzó como una solución local pronto se extendió a otras regiones del país, impulsado por factores como la facilidad de adquisición de motocicletas, la flexibilidad laboral que ofrecía y la promesa de ingresos inmediatos.
La expansión del mototaxismo fue facilitada por una combinación de factores económicos y sociales. Por un lado, en varios municipios pequeños y ciudades intermedias es un modo de transporte frecuente, que ha entrado a cubrir las necesidades que no cubren los sistemas de transporte público. Por otro lado, la persistente falta de oportunidades laborales formales, especialmente en zonas rurales y periurbanas, creó un terreno fértil para el crecimiento de esta actividad informal. “Empecemos por el vehículo. En Bogotá, la motocicleta es un vehículo que usan principalmente hogares cuyo ingreso, en 2019, estaba por debajo de $1.500.000 al mes” (Quiñones, 2024). Así, el mototaxismo se convirtió no solo en un medio de transporte sino en una válvula de escape económica para miles de colombianos, particularmente jóvenes de áreas rurales y urbanas en busca de mejores oportunidades.
El Bukele colombiano va contra el mototaxismo en Santander. Foto: Publimotos.
Consecuencias para la economía rural
La partida de jóvenes hacia el mototaxismo urbano ha tenido un impacto directo en la economía rural colombiana. La agricultura, pilar tradicional de la economía campesina, se ha visto particularmente afectada por la escasez de mano de obra joven. “los campesinos colombianos tienen una edad de entre 41 y 64 años, y hay departamentos en los que la edad promedio supera los 57. Esto significa que en 10 años no tendremos quien siembre comida en Colombia” (Correa, 2022). Este déficit laboral ha llevado a una disminución en la productividad agrícola, afectando no solo los ingresos de las familias rurales sino también la producción de alimentos a nivel nacional. La pérdida de estos saberes no solo afecta la producción agrícola, sino que también erosiona la identidad cultural de las comunidades rurales. Las tradiciones, costumbres y formas de vida asociadas con el campo colombiano se ven amenazadas cuando la generación más joven opta por abandonar sus raíces en busca de oportunidades en otro sector.
Además, la fuga de capital humano joven del campo ha frenado la innovación y modernización del sector agrícola. Los jóvenes, típicamente más abiertos a nuevas tecnologías y métodos de producción, son esenciales para la adaptación del sector a los desafíos contemporáneos como el cambio climático y la competencia global. Su ausencia dificulta la implementación de prácticas agrícolas más eficientes y sostenibles, perpetuando métodos tradicionales que pueden ser menos productivos o ambientalmente sostenibles.
Tenga 70 o 90 años, el campesino no puede parar de trabajar. FOTO: Elcolombiano.
Oportunidad a medias
Mientras que el mototaxismo ofrece una aparente solución rápida a los problemas de desempleo juvenil rural, esta actividad conlleva una serie de riesgos y desventajas para quienes la practican. La naturaleza informal del trabajo significa que la mayoría de los mototaxistas operan sin seguridad social, seguro médico o protecciones laborales básicas. Esta precariedad laboral los deja vulnerables ante accidentes, enfermedades o fluctuaciones en la demanda de sus servicios.
Asimismo, los mototaxistas están expuestos a riesgos físicos significativos. Los accidentes de tránsito son una preocupación constante, especialmente en ciudades con infraestructura vial deficiente y alto congestionamiento. “Por esto mismo, la movilidad en motocicleta es increíblemente riesgosa. De las 8.405 personas que fallecieron en siniestros viales en Colombia en 2023, el 62% eran usuarios de moto, de lejos el grupo más afectado” (Quiñones, 2024). También se enfrentan a riesgos de seguridad personal, particularmente en zonas urbanas con altos índices de criminalidad. La exposición prolongada a la contaminación del aire y las largas horas de trabajo en condiciones ergonómicas deficientes pueden llevar a problemas de salud a largo plazo.
En conclusión, el fenómeno del mototaxismo, si bien ha proporcionado una fuente de ingresos inmediata para muchos jóvenes rurales colombianos, ha tenido consecuencias profundas y mayoritariamente negativas para el campo, acelerando la despoblación rural, afectado la producción agrícola y planteado serios desafíos para el desarrollo rural sostenible. La situación actual exige una respuesta integral por parte del gobierno, la sociedad civil y el sector privado. Es imperativo desarrollar políticas que no solo regulen el mototaxismo para proteger a quienes dependen de esta actividad, sino que también aborden las causas raíz que llevan a los jóvenes a abandonar el campo. Esto implica inversiones significativas en educación rural, mejora de la infraestructura y servicios en áreas rurales, y programas de desarrollo económico que creen oportunidades atractivas en el campo.
Igualmente, es crucial revalorizar la vida rural y la agricultura como opciones viables y dignas para los jóvenes colombianos. Esto puede lograrse a través de campañas de concientización, programas educativos que enfaticen la importancia de la agricultura sostenible, y políticas que mejoren la calidad de vida en las zonas rurales. En última instancia, abordar el impacto del mototaxismo en el campo colombiano requiere un cambio de paradigma en cómo se percibe y se valora el desarrollo rural. Solo a través de un enfoque que equilibre las necesidades económicas inmediatas con la sostenibilidad a largo plazo de las comunidades rurales, podrá Colombia enfrentar este desafío y asegurar un futuro próspero tanto para sus áreas urbanas como rurales. El futuro del campo colombiano y, por extensión, la seguridad alimentaria y el bienestar social del país, dependen de nuestra capacidad para revertir esta tendencia y crear un entorno rural que sea atractivo y sostenible para las generaciones futuras.
Referencias Bibliográficas:
Ortuya, N. (2022). Panorama del mototaxi en Colombia: ventjas y desventjas. Autofact. https://www.autofact.com.co/blog/mi-moto/conduccion/mototaxi#:~:text=Las%20motos%20y%20el%20mototaxismo%20en%20Colombia,-En%20los%20%C3%BAltimos&text=De%20acuerdo%20a%20datos%20entregados,motos%20que%20el%20a%C3%B1o%20anterior.
García, C. (2024). Ciudadanos buscan hacerles quite a trancones con motos de ‘apps’ arriesgando sus vidas. El tiempo. https://www.eltiempo.com/economia/sectores/mototaxismo-colombia-el-riesgoso-transporte-ilegal-que-se-expande-sin-freno-860606
Correa, R. (2022). Los jóvenes abandonaron el campo. SEMANA. https://www.larepublica.co/analisis/rodolfo-correa-3159692/los-jovenes-abandonaron-el-campo-3305475
Olaya, M. (2017). LA HISTORIA TRIPLE DEL MOTOTAXISMO: ¿PLAGA, CONTRAPODER O NEGOCIO?. Universidad Tecnológica Cartagena de Indias. https://biblioteca.utb.edu.co/notas/tesis/0070589.pdf
Quiñones, M. (2024). Mototaxismo a la Bogotana. La Silla Vacía. https://www.lasillavacia.com/red-de-expertos/red-cachaca/mototaxismo-a-la-bogotana/
Publimotos. (2024). El Bukele Colombiano va contra el mototaxismo en Santander. https://publimotos.com/actualidad/el-bukele-colombiano-va-contra-el-mototaxismo-en-santander/#google_vignette
Velásquez, R. (2018). Tenga 70 o 90 años, el campesino no puede parar de trabajar. El colombiano. https://www.elcolombiano.com/tendencias/sembrar-hasta-que-las-fuerzas-alcancen-GM9439549