La zoocría es la actividad en la que el hombre cría en cautiverio animales silvestres para fines comerciales o para conservar una especie que se encuentra en peligro de extinción. Los zoocriaderos deben contar con cierto número de reproductores que garanticen que la especie se siga propagando. Para lograr con este objetivo, en Colombia se le obliga a los comerciantes que liberen cada año el 10% de lo capturado para que así, después de 10 años, se le haya devuelto al medio ambiente el 100% de las especies retenidas. (Mongabay, 2016).
Existen zoocrías de ciclo abierto, de ciclo cerrado y de ciclo mixto. El primer tipo de zoocrías consiste en capturar, ya sea los huevos o los animales jóvenes, en su habitat natural para cuidarlos en un zoocriadero hasta alcanzar los tamaños comerciales ideales. Por otro lado, las zoocrías de ciclo cerrado cuentan con un grupo de reproductores, que ya están en cautiverio, con el fin de engendrar más especies. Por último, las zoocrias de ciclo mixto integran a los dos tipos de ciclos para así lograr conservar y a la vez poder comercializar los animales.
Para lograr la conservación de los animales, la zoocría debe tener prácticas sostenibles tales como la agricultura orgánica y debe evitar el uso de cualquier tipo de químicos, pues el objetivo de este tipo de trabajo es generar un impacto positivo al medio ambiente. Actualmente existen distintos tipos de zoocriaderos que se dedican a reproducir diferentes animales tales como caimanes, babillas, boas, iguanas, chigüiros, armadillos o mariposas. En este caso, me enfocaré en la zoocría del grupo de reptiles acuáticos conocido como Crocodylias, es decir, los caimanes y las babillas.
Estos animales que son criados con fines comerciales, son aprovechados en su totalidad: al sacrificarlos no se desperdicia ninguna parte de su cuerpo. La carne es consumida, el cuero es vendido para manufacturar productos y los huesos y cartílagos son vendidos para producir proteínas. En Asia, por ejemplo, la vesícula biliar y el pene de estos animales es usado para hacer medicamentos. En Haití y en República Dominicana, la grasa de estos reptiles es usada para tratar quemaduras, úlceras y asma. Inclusive, en el Orinoco, se vende el almizcle de sus glándulas para fabricar perfumes. (FAO)
Cuando se piensa en la carne de reptil se puede creer que es una carne dura y “cauchuda”. Sin embargo, estas creencias no son ciertas, pues esta carne es muy similar a una pechuga de pollo. La carne de babilla o de caimán es una carne blanca cuyo sabor no es tan fuerte (los pedazos que contienen más cartílago pueden ser más oscuros). La carne puede preparase de diferentes maneras, ya sea frita, asada o cocida y los restos son usados para preparar estofados o caldos. Existen diferentes platos que tienen como ingrediente principal la carne de estos reptiles. Actualmente, en diferentes partes del mundo se consigue esta carne en diferentes modalidades. Por ejemplo ya existen patés, mousse, pizza, Strogonoff y Tajín producido con esta carne. En algunas regiones de Colombia, es común consumir babillas o caimanes en Semana Santa ya que esta carne sustituye el consumo de res o de pollo.
Además de vender la carne, los zoocriaderos tienen una gran oportunidad de negocio en la extracción del cuero de estos reptiles. Colombia está exportando entre 600 mil y 700 mil pieles de babilla al año, negocio que mueve aproximadamente $21 millones de dólares al año. (García, 2014). Los principales compradores de Colombia son países en Europa y Asia. Aunque el país es el mayor productor de pieles de babilla en el mundo, nuestros productos aún no cuentan con valor agregado. A pesar de que en Colombia existen 45 zoocriaderos certificados por el Ministerio de Ambiente, únicamente existen tres curtiembres que saben cómo se debe manejar este cuero.
En mi opinión, considero que la zoocría es una excelente alternativa para reemplazar otros negocios tales como la ganadería. Es necesario que incentivemos el consumo de este tipo de animales ya que al comerlos no solo nos estamos alimentando sino que estamos ayudando a conservar una especie del medio ambiente. Sin embargo, para que estos negocios sean exitosos, es importante que las personas le pierdan el asco y el miedo a consumir otros animales más allá de los mariscos, pescados, pollos o reses.
Bibliografía:
FAO. Reptiles. Revisado en Abril 18, 2018, de http://www.fao.org/docrep/V8300S/v8300s1h.htm
Mongabay Latam. (2016). Zoocría en Colombia: ¿Es sostenible y garantiza la conservación de las poblaciones naturales? Revisado en Abril 18, 2018, de https://es.mongabay.com/2016/12/zoocria-colombia-sostenible-garantiza-la-conservacion-las-poblaciones-naturales/
La Patria. (2013). A comer la carne del carnívoro. La Patria. Revisado en Abril 18, 2018, de http://www.lapatria.com/turismo/comer-la-carne-del-carnivoro-36463
FINKEROS. (2013). Zoocría de Babillas y Caimanes. Revisado en Abril 18, 2018, de http://abc.finkeros.com/zoocria-de-babillas-y-caimanes/
García, A. (2014). Con piel de babilla, Colombia gana mercado en China. Portafolio.