Autor: Andrés Felipe Quiroga Castro.
Actualmente, nos encontramos en un mundo donde la tecnología avanza exponencialmente y la agricultura no es una excepción. Desde los países lejanos como China y Japón, hasta los campos fértiles de Colombia, la maquinaria y los robots están revolucionando la forma en que se cultivan y cosechan los alimentos. Sin embargo, este avance tecnológico conlleva una gran preocupación para los jornaleros, aquellos trabajadores que durante generaciones han sido la columna vertebral de la agricultura.
Con la creación de nuevas máquinas que tienen la capacidad de cortar frutas con precisión milimétrica y evaluar qué cosechas están listas para la recolección, nos planteamos una pregunta crucial: ¿estamos presenciando un avance en la eficiencia agrícola o el comienzo del desempleo para miles de trabajadores rurales?
Para dar contexto, es primordial comenzar mencionando algunas maquinarias que se han venido creando, mejorando e implementando en el mundo agrícola. Un ejemplo destacado es el robot recolector de la empresa israelí Tevel, un dron equipado con un brazo robótico que imita el movimiento de la mano humana. Este ingenio utiliza algoritmos de inteligencia artificial para identificar la madurez de la fruta, calcular la trayectoria ideal y ejecutar el movimiento necesario para recogerla sin dañar la planta. Además, cuenta con un sistema de gestión de flota que garantiza su eficiencia operativa. (Kardoudi, 2021)
Otro avance notable es el E-Series, un robot diseñado específicamente para la recolección de fresas. Desarrollado por la compañía onubense Agrobot, este robot cuenta con una plataforma móvil equipada con 24 brazos robóticos independientes que trabajan en conjunto para agarrar, cortar el tallo y colocar la fruta en el contenedor con suma delicadeza. Equipado con sensores y algoritmos de reconocimiento de imágenes, el E-Series evalúa el punto de madurez de la fruta para realizar la cosecha de manera eficiente. (Kardoudi, 2021)
No menos impresionante es el FD20, un robot creado por la compañía danesa FarmDroid para sembrar y eliminar malas hierbas de forma autónoma. Este robot utiliza un navegador por satélite para identificar el lugar exacto donde ha plantado cada semilla, minimizando así la emisión de CO2. Totalmente eléctrico y alimentado por energía solar, el FD20 es una muestra de la sostenibilidad que puede lograrse con la tecnología aplicada a la agricultura. (Kardoudi, 2021)
Por último, en Colombia, la empresa de arándanos Elite Blu está implementando un robot móvil para optimizar la recolección de arándanos. Este robot, que utiliza algoritmos de inteligencia artificial, cuenta con ruedas pegadas a la tierra y es capaz de contar, detectar y proyectar el grado de madurez de la fruta en el arbusto (Redagrícola, 2023). Esta iniciativa refleja el avance tecnológico que está transformando la agricultura en todo el mundo, aunque plantea interrogantes sobre el futuro de los trabajadores rurales en un sector cada vez más automatizado.
Ahora bien, después de haber resaltado algunos ejemplos de la creciente presencia de la tecnología en la agricultura, es crucial examinar el impacto económico y social de esta transformación. Si bien la automatización promete una mayor eficiencia en la producción de alimentos, también plantea desafíos significativos para los trabajadores rurales que dependen de la agricultura para su sustento, en otras palabras, la adopción generalizada de robots y maquinaria avanzada es prácticamente generar la pérdida de empleos agrícolas tradicionales, lo que podría tener repercusiones en la economía de las comunidades rurales, y en su defecto, en la economía de los países.
Por lo tanto, es fundamental implementar políticas y programas que ayuden a reentrenar y reubicar a los trabajadores afectados, así como fomentar la diversificación económica en las zonas rurales para mitigar los impactos negativos del desempleo.
En este sentido, los gobiernos y las instituciones desempeñan un papel crucial en la formulación de políticas y regulaciones que guíen el desarrollo y la implementación de la tecnología agrícola. Es necesario establecer marcos normativos claros que promuevan la adopción responsable de la tecnología, al tiempo que se protegen los intereses de los trabajadores y las comunidades rurales.
En última instancia, al abordar la pregunta de si la tecnología agrícola representa un avance o una amenaza para los jornaleros, nos encontramos con un dilema ético y práctico puesto que los administradores del presente y del futuro son los encargados de tomar decisiones que afectarán directamente la vida de los trabajadores rurales y la estructura misma de la agricultura.
La decisión de adoptar nuevas máquinas para reducir costos o mantener una economía que ofrezca oportunidades laborales a miles de personas es un asunto complejo y que no tiene una respuesta única. Cada persona individualmente debe reflexionar y evaluar los diversos aspectos de este dilema, considerando tanto los beneficios económicos como las implicaciones sociales y éticas. Es fundamental buscar un equilibrio entre la eficiencia económica y la equidad social, asegurando que la tecnología agrícola se utilice de manera responsable y en beneficio de todos los involucrados, puesto que, la forma en que abordamos este desafío definirá no solo el futuro de la agricultura, sino también el tipo de sociedad que queremos construir.
Referencias Bibliográficas.
Kardoudi, O. (15 de Junio de 2021). Las nuevas máquinas que sustituirán a los agricultores y jornaleros. Obtenido de El Confidencial: https://www.elconfidencial.com
Redagrícola. (31 de Mayo de 2023). Diseñan un robot para optimizar la cosecha de arándanos. Obtenido de Redagrícola: https://www.freshplaza.es