El movimiento del Sistema B nació en el año 2000 inspirado por una controversia judicial en Estados Unidos entre los creadores de los helados Ben & Jerry’s y la empresa de consumo masivo Unilever (El País, 2015). La venta de Ben & Jerry’s a Unilever fue demandada por sus fundadores por considerar que ésta llevaría a que la empresa abandonara sus compromisos de responsabilidad social con la sociedad. Los accionistas de Ben & Jerry’s basándose en la obligación legal que tienen las empresas de maximizar el retorno de sus accionistas, lograron remover la junta directiva y llevar a cabo la venta. Este caso emblemático se convirtió en un movimiento nacional que desafió la idea de que los derechos de los accionistas tienen prioridad sobre los demás grupos de interés.
Jay Coen Gilbert, Bart Houlahan y Andrew Kassoy vivieron una experiencia similar a la de Ben& Jerrys con su tienda de ropa deportiva AND1, y fundaron B Lab como una organización sin ánimo de lucro para certificar a empresas que articularan en su misión una responsabilidad social y ambiental (TriplePundit, 2014). En el año 2006 lograron cambiar la legislación americana al incluir a las empresas B (de beneficio) como un modelo alterno que obliga a los gerentes a velar por los derechos de los grupos de interés y de los accionistas simultáneamente, dándoles la protección legal para cumplir con su misión social. Desde el 2007, B Lab viene certificando a las empresas responsables e irónicamente, hoy en día Ben & Jerry’s se encuentra certificada por el sistema B, al igual que otras 1381 empresas en 41 países y en 21 industrias (Sistema B).
Para lograr obtener la certificación como empresa B, los aspirantes deben completar la Evaluación de Impacto B, que es una herramienta integral para medir y comparar el desempeño social y ambiental de las empresas (Aguilar). Éste formato se encuentra disponible en línea de forma gratuita y se adapta al tipo de empresa según industria y tamaño. La Evaluación mide el modelo de impacto empresarial, el gobierno corporativo, las prácticas ambientales, laborales y de comunidad. Aquellas empresas que logran un resultado mayor a 80 puntos son invitados a convertirse en empresa B. Para finalizar el proceso es necesario ampliar la responsabilidad fiduciaria y firmar la Declaración de Interdependencia. En Colombia ya hay 25 empresas que cuentan con la certificación del sistema B y dentro de ellas se destacan 3 del sector de Agronegocios y alimentos (El País, 2015).
Caravela Cofee es una empresa de café verde, integrada verticalmente, con operaciones de origen en Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, y Nicaragua, y con exportaciones hacia Australia, Europa and Norte América. Trabajan de la mano con productores individuales y organizados en cooperativas, a quienes les pagan el café de acuerdo a su calidad. Ofrecen acompañamiento y asesorías a los productores para que puedan alcanzar los precios premium. Más información de la empresa aquí.
Fruandes se basa en una alianza estratégica con las Asociaciones de Pequeños Productores Orgánicos dentro de un modelo agrícola de Integración Vertical de la Cadena Productiva (IVCP) para entregar al mercado productos colombianos producidos orgánicamente. Fruandes le da la oportunidad a los productores de vender su producto a un precio justo y estable, genera empleo en la planta de procesamiento principalmente para mujeres (madres cabeza de familia, mayores de 30 años de edad, con niveles básicos de educación) y respeta los lineamientos de la Producción Orgánica, donde más del 85% de los productos que venden cuentan con dicha certificación. Más información de la empresa aquí.
EcoFlora Agro es una Empresa B que desarrolla soluciones innovadoras a partir de extractos de plantas para la protección de cultivos. Cuenta con bioplaguicidas muy eficaces para el manejo limpio, seguro, responsable y sostenible de insectos plaga y enfermedades agrícolas que son limitantes en una amplia gama de cultivos incluyendo ornamentales, hortalizas, frutales, semestrales, entre otros. Los biopesticidas de Ecoflora Agro se comercializan ya en Colombia, Ecuador, Perú, Costa Rica, Estados Unidos (y próximamente en Chile, México, entre otros países). Más información de la empresa aquí.
Este tipo de empresas presentan ventajas importantes en comparación con las empresas tradicionales (The New Yorker, 2014). Como no buscan únicamente la maximización de valor para sus accionistas, sino que dentro de su razón de ser tienen incorporada una misión social, la empresa B logra blindarse contra la presión de sus inversionistas al no tener que justificar o defender alguna iniciativa de corte social o ambiental. Asimismo, como estas empresas propenden por el bienestar de la sociedad, logran un respaldo legitimador que les da una licencia social para operar en su entorno. Podemos afirmar entonces que la misión de la empresa B se encuentra completamente alineada con los intereses de los accionistas y con los del entorno que la rodea, facilitando su acción y garantizando su sostenibilidad en el tiempo.
Al tener una misión social clara y definida, las empresas B se vuelven muy atractivas en el mercado laboral, puesto que logran atraer y retener a mano de obra más capacitada y talentosa (The New Yorker, 2014). De acuerdo con la prestigiosa revista de negocios Harvard Business Review, los “milennials” (aquellos nacidos entre 1977 y 1997) representan alrededor del 50% de la mano de obra mundial y encuentran que trabajar en empresas con propósitos loables es un mejor motivador que la remuneración económica (Harvard Business Review, 2015). Por lo tanto, buscan trabajos en los que puedan encontrar un sentido y en los que consideren que están contribuyendo a alguna causa mayor.
Finalmente, las empresas B responden a las exigencias de un consumidor cada vez más empoderado e informado, que demanda productos y servicios que se ajusten a su estilo de vida saludable y comprometido con el bienestar de la sociedad. El consumidor actual busca sentir que está apoyando alguna causa social o ambiental y, apalancándose en la tecnología, no solamente se informa acerca de las últimas tendencias en el mercado, sino que también cumple un papel regulador y delator de las empresas que no cumplen con los estándares mínimos de responsabilidad social empresarial mínimos esperados.
Caravela Cofee. (s.f.). Recuperado el 05 de Septiembre de 2015, de http://www.caravela.coffee/
Ecoflora Agro. (s.f.). Recuperado el 05 de Septiembre de 2015, de http://www.ecofloragro.com/es/
El País. (04 de Abril de 2015). Sistema B, un nuevo modelo para crear empresas que se abre paso en el país. Recuperado el 05 de Septiembre de 2015, de http://www.elpais.com.co/elpais/economia/noticias/nuevo-modelo-para-crear-empresas-abrira-paso-pais
Fruandes. (s.f.). Recuperado el 05 de Septiembre de 2015, de http://www.fruandes.com/index.php?lang=en
Harvard Business Review. (27 de Febrero de 2015). Millennials Want to Be Coached at Work. Recuperado el 05 de Septiembre de 2015, de https://hbr.org/2015/02/millennials-want-to-be-coached-at-work
Next Billion. (15 de Agosto de 2012). Recuperado el 05 de Septiembre de 2015, de http://nextbillion.net/blogpost.aspx?blogid=2908
Sistema B. (s.f.). Recuperado el 05 de Septiembre de 2015 , de http://www.sistemab.org/
The New Yorker. (04 de Agosto de 2014). Companies with Benefits. Recuperado el 05 de Septiembre de 2015, de http://www.newyorker.com/magazine/2014/08/04/companies-benefits
TriplePundit. (19 de Agosto de 2014). A Look at the History of the B Corp Movement. Recuperado el 05 de Septiembre de 2015, de http://www.triplepundit.com/2014/08/fascinating-look-history-b-corp-movement/
Este tipo de empresas presentan ventajas importantes en comparación con las empresas tradicionales (The New Yorker, 2014). Como no buscan únicamente la maximización de valor para sus accionistas, sino que dentro de su razón de ser tienen incorporada una misión social, la empresa B logra blindarse contra la presión de sus inversionistas al no tener que justificar o defender alguna iniciativa de corte social o ambiental. Asimismo, como estas empresas propenden por el bienestar de la sociedad, logran un respaldo legitimador que les da una licencia social para operar en su entorno. Podemos afirmar entonces que la misión de la empresa B se encuentra completamente alineada con los intereses de los accionistas y con los del entorno que la rodea, facilitando su acción y garantizando su sostenibilidad en el tiempo.
Al tener una misión social clara y definida, las empresas B se vuelven muy atractivas en el mercado laboral, puesto que logran atraer y retener a mano de obra más capacitada y talentosa (The New Yorker, 2014). De acuerdo con la prestigiosa revista de negocios Harvard Business Review, los “milennials” (aquellos nacidos entre 1977 y 1997) representan alrededor del 50% de la mano de obra mundial y encuentran que trabajar en empresas con propósitos loables es un mejor motivador que la remuneración económica (Harvard Business Review, 2015). Por lo tanto, buscan trabajos en los que puedan encontrar un sentido y en los que consideren que están contribuyendo a alguna causa mayor.
Finalmente, las empresas B responden a las exigencias de un consumidor cada vez más empoderado e informado, que demanda productos y servicios que se ajusten a su estilo de vida saludable y comprometido con el bienestar de la sociedad. El consumidor actual busca sentir que está apoyando alguna causa social o ambiental y, apalancándose en la tecnología, no solamente se informa acerca de las últimas tendencias en el mercado, sino que también cumple un papel regulador y delator de las empresas que no cumplen con los estándares mínimos de responsabilidad social empresarial mínimos esperados.