Este artículo está basado en una experiencia personal. Porque en mi primer trabajo me di cuenta que el desarrollo sostenible aún tiene muchas trabas y no todos tienen tantas ganas de aplicarlo e invertirle. Sin embargo muchas empresas sí hacen enormes esfuerzos para evitar crear externalidades, aunque es una realidad que todavía no está lista, y actualmente se hace por filantropía. Afortunadamente en muchos casos el desarrollo sostenible financieramente sí paga y por eso se ven cada vez más casos de empresas llevándolo a cabo. Sin embargo hay muchas razones por las cuales todavía no todos las aplican y acá les expongo las que yo he visto. La mayoría de frenos contra el desarrollo sostenible los descubrí en una multinacional importante de un país europeo más desarrollado que Colombia. Parecería que es el lugar perfecto para proponer ideas de desarrollo sostenible y que todos los esfuerzos se centrarían en aplicarlas, pero tristemente no es así. Y lo más increíble es que los frenos vienen de todos lados.
El gobierno
Muchos creerían que el gobierno sería el primero en patrocinar actividades que luchen contra el cambio climático, y mucho más si es un gobierno europeo. Sin embargo, mientras exista la corrupción y el lobby de empresas grandes que se ven afectadas por las medidas, a ningún político le interesará apoyarlas. Y es que hay muchas empresas muy poderosas a las que no les conviene que suban impuestos a ciertos empaques, o que les exijan invertir en adecuación de plantas para reducir los desechos, o que los obliguen a modificar sus canales de distribución, etc. Y mientras les salga más barato convencer a los políticos que hacer estos cambios, financieramente se hará lo que convenga. Además de esto, en momentos de crisis como la que se está viviendo ahora, lo último a lo que se le pone atención es el desarrollo sostenible.
Las empresas mismas
Al fin y al cabo los resultados al final del año son lo que cuentan. Los presidentes de las empresas necesitan dar a los socios los rendimientos que ellos exigen o si no traen a otro que si lo haga, y esto hace que solo se puedan implementar medidas en la empresa que generen valor en el corto plazo. Aparte de las empresas que por costos no lo hacen, están también las que tienen actividades que van en contra del desarrollo sostenible. Las petroleras, mineras, papeleras, empresas de energía, etc. todas estas se ven directamente afectadas por el desarrollo sostenible y sus metas de crecimiento van en contra de todas las medidas que proponen un menor consumo de estos productos. El reto más grande es que son las más grandes del mundo, y su nivel de poder sobrepasa el de cualquier comunidad. Un ejemplo claro de esto es el lobby que hacen petroleras en contra de las leyes para reducir emisiones de carbono en Estados Unidos (Ver artículo).
Los consumidores (nosotros)
Es increíble pero los consumidores somos perezosos, y si no se nos dan motivaciones, que seguramente preferiremos económicas, no nos importa hacer los sacrificios que el desarrollo sostenible exige. Reciclar a todos les da pereza porque toca dividir la basura y pensar un segundo antes de botarla. Pero lo más importante por parte como consumidores es saber escoger y reconocer las marcas que realmente invierten en innovación para disminuir su impacto en el mundo. Aprender a reducir el consumo de estos recursos y hacer sacrificios para poner de nuestra parte. Tristemente sucede que si cualquiera de los tres va en contra del desarrollo sostenible es muy probable que no se ponga en práctica. Porque lo interesante de este triángulo es que uno de los vértices siempre necesita del apoyo de los otros para ser sostenible. Las empresas necesitan la ayuda del gobierno para que los apoye y de los consumidores para que les reconozcan los esfuerzos. Para el gobierno se necesita que las empresas presionen y los consumidores exijan que estas leyes se creen y refuercen para que ellos apoyen estas mociones. Y los consumidores necesitan que los gobiernos apoyen a las empresas para que estas puedan brindar los productos a bajos precios para que el peso no caiga sobre el consumidor.