Por un lado, entes como el gobierno de Estados Unidos y Colombia, o grandes empresas de químicos y alimentos están a favor de estos, y por el otro, organizaciones no gubernamentales, como Greenpeace, algunos científicos y académicos están en contra. Pero antes de entrar en detalle sobre este debate es importante entender qué es un alimento transgénico. Estos también son conocidos como Organismos Genéticamente Modificados o GMOs (por sus siglas en inglés) y se refieren a organismos que han sido transformados usando técnicas de biotecnología, por medio de las cuales se les agregan genes para que expresen nuevas características. En este caso el ADN de las semillas de alimentos se alteran para que sinteticen nuevas proteínas que las vuelva resistentes a las plagas, a las sequías, a los suelos ácidos, para que obtengan nuevos colores y formas (Minsalud, Alimentos Transgénicos, 2015) o para que aceleren su proceso de crecimiento, entre otros (FDA, 2015).
Quienes están a favor de la producción de alimentos GM (genéticamente modificados) argumentan que estas técnicas traen consigo múltiples beneficios tanto para los productores como para los consumidores. En cuanto a los productores, estos logran acelerar el crecimiento de los alimentos, disminuir el uso de pesticidas y herbicidas e incrementar sus utilidades (Kruft, 2001). Así mismo los consumidores también obtienen productos visualmente atractivos, que supuestamente tienen las mismas propiedades nutricionales que los alimentos regulares (FDA, 2015) o incluso con mayores (Minsalud, Respuestas sobre GMO, 2012).
Ahora bien, hay un lado en contra de los GMO con varios contra-argumentos que es fundamental revisarlos antes de tomar una posición. Para empezar, fuentes como Greenpeace dicen que el consumo de alimentos transgénicos no ha sido estudiado con seriedad y el alcance de sus consecuencias aún es desconocido. Cuando utilizan la palabra ‘desconocer’, se refieren a que no se puede predecir si la transformación genética resultará en otras mutaciones que desarrollen efectos perjudiciales (Technology, 2015). Por ejemplo, un estudio realizado sobre alergias revela que hay personas que la desarrollan con soya GM y no con la soya regular (Technology, 2015). Igualmente encontraron una correlación entre una drástica elevación de alergias del 50% en el Reino Unido justo después de la introducción de soya GM al mercado (Technology, 2015). Otro caso ocurrió en India, en donde unos trabajadores de cultivos de algodón GM tuvieron una reacción alérgica al entrar en contacto con el producto (Technology, 2015). Las alergias de GMO pueden ser consecuencia de contaminaciones cruzadas, es decir que si el consumidor es alérgico a las nueces y el gen que se le agregó al nuevo alimento provenía de las nueces, este puede activar la alergia (Kruft, 2001). También se han realizado varios experimentos con ratas y se ha probado cómo los GMO atrofian el hígado, generan fallas en la regulación de insulina, tienen problemas de fertilidad, de deficiencias inmunológicas en las crías, aceleran del envejecimiento, entre otros (Technology, 2015).
Además de las consecuencias impredecibles en los consumidores, hay otras que afectan los ecosistemas. Entre estas están: la polinización cruzada, en donde los productos orgánicos se ven contaminados por cultivos de GMO que se encuentren en áreas cercanas; la evolución de los insectos con el tiempo hacia especies más grandes y más difíciles de controlar (Kruft, 2001); y el daño a insectos y plantas que no son el objetivo, reduciendo la variedad local (Haslberger, 2006) y acabando con especies benignas.
Otro argumento muy fuerte es la falta de seriedad por parte de los entes regulatorios, es decir de los gobiernos. Según el gobierno Estadounidense y el Colombiano, se permite cultivar y comercializar productos GM, siempre y cuando estos cumplan con las regulaciones estipuladas por la ley. Sin embargo, hay dos criticas principales a esta manera de abordar el tema. La primera, es que el organismo de control encargado en Estados Unidos, FDA (Food and Drug Administration) solo regula el producto GM, más no revisa el proceso bajo el cual se crea (Kruft, 2001). Es decir que el sistema no está garantizando completamente la salubridad de los alimentos. En el caso de Colombia, el Ministerio de Salud simplemente argumenta que es saludable consumir alimentos transgénicos porque “Los alimentos derivados de OGM llevan en el mercado mundial cerca de 15 años ininterrumpidos, sin que a la fecha se hayan presentado casos de efectos a la salud” (Minsalud, Respuestas sobre GMO, 2012).
La segunda crítica, posiblemente la de mayor peso, es que hay intereses particulares de algunos políticos y poderosos empresarios que han permitido la producción y comercialización de GMOs. Todo comienza cuando en 1992 el FDA asegura que no hay ninguna diferencia sustancial entre alimentos GM y los convencionales (Technology, 2015). No obstante, después de una demanda pública a una de las empresas productoras de GMO, se encontró que había orden por parte de la Casa Blanca de promover dichos productos (Technology, 2015). Adicionalmente, el oficial de FDA encargado de la creación de las políticas regulatorias, Michael Taylor, resultó siendo el abogado de Monsanto, la empresa más grande de biotecnología, y aún más controversial, luego fue el vicepresidente de la misma (Technology, 2015). Para entender la situación, hay que tener presente que Monsanto es la empresa que domina el 90% de la participación del mercado de GMO en Estados Unidos (MarketLine, 2014), es decir tiene el poder tanto económico como político para manipular las regulaciones gubernamentales a su favor.
Después de analizar argumentos tanto de un lado como del otro es difícil no cuestionarse quién dice la verdad, quién exagera, quién tiene buenas intenciones y quién no. Es posible que los intereses de unos pocos poderosos terminen ocultando la realidad sobre los efectos de los GMO.
Bibliografía:
FDA. (23 de 11 de 2015). Food and Drug Administration. Recuperado el 18 de 08 de 2016, de http://www.fda.gov/Food/FoodScienceResearch/GEPlants/ucm346030.htm
Greenpeace. (08 de 01 de 2009). GreenPeace. Recuperado el 18 de 08 de 2016, de http://www.greenpeace.org/colombia/es/campanas/bosques/transgenicos/consecuencias-del-uso-de-trans/
Haslberger, A. (2006). Journal of Agricultural and Food Chemestry. Recuperado el 18 de 08 de 2016, de http://pubs.acs.org.ezproxy.uniandes.edu.co:8080/doi/pdfplus/10.1021/jf0511650
Kruft, D. (2001). Pennsylvania State University. Recuperado el 18 de 08 de 2016, de https://pennstatelaw.psu.edu/_file/aglaw/Impacts_of_Genetically_Modified.pdf
MarketLine. (05 de 02 de 2014). Market Line. Recuperado el 18 de 08 de 2016, de http://advantage.marketline.com.ezproxy.uniandes.edu.co:8080/Product?pid=ML00013-063
Minsalud. (2012). Ministerio de Salud y Proteccion Social. Recuperado el 18 de 08 de 2016, de https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/PP/SNA/Preguntas-frecuentes-sobre-organismos-geneticamente-modificados.pdf
Minsalud. (2015). Ministerio de Salud y Protección. Recuperado el 18 de 08 de 2016, de https://www.minsalud.gov.co/proteccionsocial/Paginas/Alimentos-transg%C3%A9nicos.aspx
Technology, I. f. (2015). Institute for Responsable Technology. Recuperado el 18 de 08 de 2016, de http://responsibletechnology.org/gmo-education/health-risks/#34