La situación es especialmente grave si se considera que la región padeció tres grandes olas de desplazamiento que tuvieron como resultado una desestabilización total en los derechos de propiedad de la población, tanto aquellos titulados como los de hecho, que existían en la región. A raíz de esta situación se vieron afectados los procesos posteriores de restitución de tierras. Igualmente, la transformación del uso del territorio una vez los dueños originales lo abandonaron dificultan directamente la recuperación por sus legítimos dueños de las tierras despojadas.
El fenómeno del desplazamiento en los Montes de María fue un proceso que tardó varios años y que tuvo su máxima manifestación entre 1999 y 2001, periodo que coincidió con la agudizaron de las masacres en la región. El Informe Nacional de Desarrollo Humano del PNUD detalla que las masacres son la tercera práctica a la que más se le atribuye el desplazamiento, las primeras son las amenazas y le siguen los combates (PNUD, 2011). Las tres prácticas mencionadas fueron recurrentes en los Montes de María. Al ser el desplazamiento en esta región un proceso de varios años, y mucho más largo aún el proceso para reclamar la tierra pérdida, es de esperarse que nuevos moradores y propietarios repueblen los predios abandonados. Es así como “en la actualidad una de las dificultades para establecer estrategias de retorno es el conflicto con los segundos ocupantes –de buena y de mala fe- que reclaman derechos sobre la tierra. En la mayoría de estos casos no se formalizan dichos derechos y por eso en los Montes de María se encuentran dos o tres reclamando diferentes tipos de derechos sobre un mismo predio.” (Duica, 2010, p. 40).
Al desplazado ser despojado de su tierra y tener que dejarla a su suerte, ésta no solamente experimenta la llegada de nuevos moradores, sino también en muchos casos una transformación radical del uso del suelo. Los suelos de los Montes de María tienen una vocación agrícola, agroforestal y de conservación (Duica, 2010), sin embargo, luego del desplazamiento el uso del suelo pasó, en su mayoría, a pastos no tecnificados y enrastrojados, para la ganadería. Una razón puede ser que la ganadería usualmente exige menos mano de obra que la agricultura, al quedarse la región con una menor base de trabajadores debido al desplazamiento y las muertes de la guerra, resultaba entonces más rentable dedicar la tierra a la cría de ganado. Esto generalmente implica que cuando una persona logra retornar a su tierra, le es sumamente complicado reactivarla en el uso del suelo que tenía antes del desplazamiento, la persona no tiene la capacidad (económica, técnica y el tiempo) para hacerlo. Lo cual conlleva a menores incentivos para volver y menores probabilidades de lograrlo aunque se desee.
La violencia tuvo un importante impacto en la vida de los pobladores rurales de los Montes de María. En primer lugar, la llegada de los grupos armados influyó en la desaparición de organizaciones campesinas que luchaban por el acceso a la tierra. En segundo lugar, buena parte de las víctimas sufrieron y sufren el desplazamiento, sin oportunidades reales de volver a su tierra, mientras se unen las cifras de pobreza extrema de las mayores ciudades de la Costa Atlántica. (Duica, 2010). La conjunción de estas dos realidades tiene como resultado la erosión del tejido social de la zona y el desmembramiento de la base de la comunidad de los Montes de María.
@farrazola
Referencias
1. Duica, L. (2010). Despojo y Abandono de Tierras en los Montes de María: El impacto de los grupos Armados en la Reconfiguración del Territorio (tesis inédita de grado). Universida de los Andes, Bogotá, Colombia.
2. PNUD – Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. (2011). Informe Nacional de Desarrollo Humano – Colombia Rural, Razones para la Esperanza. Bogotá, Colombia