Autor: Santiago Nates Sierra.
La agricultura familiar en Colombia representa un pilar esencial en el desarrollo rural y la seguridad alimentaria del país. Conocida también como agricultura campesina o a pequeña escala, esta forma de producción agrícola está compuesta por unidades gestionadas por familias, cuyo aporte a la producción de alimentos frescos y nutritivos es fundamental para el consumo interno colombiano. Este tipo de agricultura se caracteriza por su enfoque local y sostenible, la agricultura familiar se apoya en prácticas tradicionales y respetuosas con el medio ambiente. A pesar de su modesto tamaño, estas unidades desempeñan un papel crucial en la creación de empleo, especialmente en las áreas rurales de Colombia.
En términos económicos y de seguridad alimentaria, la contribución de la agricultura familiar es innegable. Abasteciendo una parte significativa del mercado nacional con productos frescos como frutas, verduras, hortalizas, legumbres, huevos, carne y lácteos, garantiza el acceso a alimentos de calidad y nutritivos para las poblaciones locales, especialmente en áreas rurales y de difícil acceso. Además, ofrece oportunidades laborales a millones de personas en zonas rurales, contribuyendo así a la reducción de la pobreza y al desarrollo económico local. Todo esto se lleva a cabo bajo un enfoque de sostenibilidad ambiental, promoviendo prácticas agrícolas que preservan los recursos naturales y protegen el medio ambiente.
Sin embargo, la agricultura familiar también enfrenta una serie de desafíos, entre ellos la falta de acceso a créditos, asistencia técnica, infraestructura adecuada y mercados estables. “El primero tiene que ver con el paso de una agricultura (en sentido amplio) de tipo familiar a una agricultura asociativa y agroindustrial, asunto ligado a la transformación poblacional campo-ciudad, que hasta los años 50 del siglo pasado era un 70 por ciento rural y 30 por ciento urbana, y actualmente es al contrario”, señala Guillermo Vasquez Velasquez, decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Por otra parte, el desarrollo tecnológico agrario, el cual se basa en el mejoramiento genético del suelo, su fertilización y la menaización agrícola, el riego y drenaje, y la industrialización del agro, todo esto llega a Colombia con la academia y la formación de distintos profesionales. Razón por la cual es cada vez más inalcanzable esa brecha que separa a los grandes agricultores con los pequeños y familiares. Aunque, se debe promover prácticas sostenibles y de cuidado del medio ambiente, que si nos vamos a la práctica, la agricultura que ejercen pequeños y medianos productores, así como las familias, son las que representan el porcentaje más bajo de contaminación y de daños a la capa terrestre. “Colombia debe avanzar hacia un escenario de ¨´cero deforestación´ y restaurar cerca de 15 millones de hectáreas degradas por su uso inadecuado de tierras, particularmente en ganadería extensiva” (El Tiempo, 2023).
A pesar de estos obstáculos, existen oportunidades para fortalecer este sector y potenciar su impacto en el desarrollo rural de Colombia. El fortalecimiento de políticas públicas, la inversión en infraestructura rural y el acceso a tecnologías, la promoción de mercados justos y la adopción de prácticas agrícolas sostenibles son algunas de las oportunidades que podrían impulsar el crecimiento y la sostenibilidad de la agricultura familiar en el país. En primera instancia, la tecnología será el factor determinante que deberán utilizar los pequeños agricultores para hacerle frente a las grandes demandas del mercado. “La conectividad es el elemento clave para traer más inteligencia a los agronegocios. Con soluciones de conectividad, el agricultor tiene información en tiempo real de lo que sucede en cada plantación, facilitándole el seguimiento del comportamiento y la producción en el campo, y ayudándolo a tomar decisiones estratégicas para el negocio. Una buena infraestructura garantiza presivilidad a las fincas inteligente…” explica Hernani Szymanski, gerente de ingeniería de plata externa en Furukawa Solutions. También, se debe promover el aseguramiento del sector, pues existen departamentos que cogen ventaja en este aspecto, pero no motivan a los otros a hacer parte de ello. Los cincos departamentos con mayor cultura de la proteccción son Nariño, Antioquia, Boyacá, Cundinamarca y Cauca: seguros de vida (63%), seguros de incapacidad temporal y enfermedades graves (26%), seguros de cáncer (3%) y seguros de hogar (3%). Finalmente, un dato que resulta alentador frente a todos estos desafíos es que más del 50 por cierto de los asegurados en el Banco Agrario con pólizas de Cardif (protección ante cualquier dificultad para seguir trabajando) son mujeres.
En conclusión, la agricultura familiar emerge como un pilar fundamental para el desarrollo rural de Colombia. Su fortalecimiento mediante políticas públicas adecuadas y acciones concretas permitirá asegurar la seguridad alimentaria, generar empleo y contribuir a la construcción de un futuro más sostenible para el país. Los datos relevantes sobre la agricultura familiar en Colombia respaldan su importancia y destacan su papel crucial en la economía y el tejido social del país. Con una distribución concentrada en regiones como la Andina y la Pacífica, y con características que incluyen unidades de producción de menos de 5 hectáreas, mano de obra familiar predominante, y prácticas tradicionales y amigables con el medio ambiente, la agricultura familiar representa un valioso patrimonio cultural y económico que merece ser apoyado y fortalecido para garantizar su continuidad y su contribución al desarrollo sostenible de Colombia.
Referencias Bibliográficas.
https://www.eltiempo.com/mas-contenido/los-principales-desafios-de-la-agricultura-en-el-pais-818155
https://bnpparibascardif.com.co