A diferencia de los proyectos productivos o empresariales de familias aisladas, la agricultura familiar requiere del apoyo de colectivos y en esto radica la diferencia de lo que se podría denominar una Pyme o empresa familiar. Según Marty Strange (1989) la agricultura familiar más que para caracterizar a un campesino es una designación de un sistema de agricultura, y dentro de este sistema se pueden encontrar unas características que determinan que una familia o agrupación hagan parte de este tipo de agricultura.
Para la autora existen un conjunto de valores y comportamientos que hacen que se mantenga la unidad del sistema, esos valores y objetivos pueden ser más expectativas que realidades, es por esto que la agricultura familiar se debe entender como concepto abstracto que une experiencias comunes y expectativas, más que tipos de fincas.
Las características específicas de la agricultura familiar según el texto Family Farming a New Economic Visión (Marty 1989)
son: la explotación por parte del dueño, aunque no necesariamente la tierra debe ser en parte o en su totalidad propia, los agricultores esperan ser dueños de la tierra que explotan y es un valor compartido de este tipo de agricultura. Emprendedores, los agricultores son quienes toman las decisiones sobre la administración de sus tierras o de la tierra que explotan, la expectativa es que la financiación del trabajo se haga a partir de lo que la misma tierra produzca y con el trabajo del dueño y sus labradores. Dispersión, la propiedad de la tierra está repartida entre varios dueños y no se concentra en uno solo, esto no significa que el tamaño de las fincas deba ser el mismo, pero tampoco existen grandes diferencias entre los tamaños de ellas. El tamaño de las propiedades ha suscitado grandes discusiones frente al tema de agricultura familiar, y aunque no existe una medida única, generalmente el tamaño de la propiedad depende en los tamaños de las propiedades colindantes y que la mano de obra empleada no requiera grandes cantidades de mano de obra externa, ni tampoco tan poca como para que las ganancias de la explotación de la tierra representen el ingreso principal de la familia. Diversificación, la familia utiliza el capital humano, los recursos naturales y los recursos financieros en una combinación que optimice dichos recursos. Así mismo utilizan la tierra para diferentes fines y se aseguran de la producción anual para disminuir la dependencia de los riesgos de los precios. Oportunidades iguales en mercados abiertos, a pesar de las diferencias en el manejo de cada finca, los agricultores ni reciben precios especiales al comprar insumos ni tienen acuerdo para precios más bajos al vender su producto, se espera que estos factores sean independientes al tamaño de la finca o la estructura de propiedad. Entre las demás características se encuentran Centrada en la familia, Tecnología progresiva, producción en armonía con los recursos naturales, conservación de los recursos y estilo de vida. Las anteriores no son menos importantes pero su centro es el valor de familia y de conservación natural que tienen en la producción y para el fin de este artículo su mención es suficiente.
En Colombia la defensa de la agricultura familiar se ha alejado de los argumentos técnicos y se ha centrado en un discurso político sobre la propiedad y tenencia de las grandes corporaciones y la debilidad e ignorancia de los campesinos para administrar sus limitadas tierras. La agricultura familiar debería reconsiderarse bajo los términos para los que fue concebida, esto es generar empresa y emprendimientos agropecuarios y en consecuencia mejorar la calidad de vida de las zonas rurales, así sucede en Norteamérica y algunos países de Europa, esto no significa que no requiera apoyo por parte del Estado; toda industria en mayor o menor medida lo necesita.
En Alemania existe un caso de éxito de la agricultura familiar, dicho caso fue documentado por la Federación para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO por sus siglas en inglés) y demuestra que una integración apropiada entre las cooperativas de productoras familiares y las distribuidoras agroindustriales puede traer beneficios para todas las partes. En este caso son pequeños propietarios quienes tras el liderazgo de algunos decidieron asociarse y negociar directamente con los comercializadores, establecieron reglas claras y contratos de calidad, lo que les permitió negociar préstamos bancarios para renovar la maquinaria y finalmente beneficiarse de la compra de insumos por las economías de escala.
La principal conclusión de este caso de éxito es que las cooperativas deben basarse en la confianza de todos sus miembros para mantener un poder de negociación frente a los comercializadores y evitar el beneficio propio con negociaciones aparentemente más beneficiosas que en el largo plazo afectan toda la cadena. La claridad en las reglas del juego, entiéndase contratos, fue una de las principales claves para que ambas partes fueran claras en las expectativas frente al otro. Finalmente, fue tan beneficioso el cooperativismo que los agricultores fueron capaces de crear su propio canal de distribución y ofrecer sus productos al cliente final con altos estándares de calidad.
En nuestro país no se puede de hablar de agricultura familiar pues si nos centramos en las características de esta no cumplimos con casi ninguna, mucho menos hablar de cooperativismo cuando la guerra que se está llevando a cabo no hace sino ahondar en la desconfianza del otro, pero si debe ser como dice el mismo Marty: una aspiración. Es labor de los mismos líderes rurales cimentar su institucionalidad para entrar en un proceso de modernización de la agricultura familiar y alejarse del viejo estereotipo de que la agricultura familiar es un cuento hippie o de supervivencia.