Durante los últimos años, la marihuana ha sido condenada en Colombia y en diferentes partes del mundo, principalmente por sus cualidades psicoactivas, ya que, muchas personas son escépticas ante las propiedades medicinales y benéficas que esta posee para el ser humano.
La Organización de Naciones Unidas (ONU), por intermedio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidieron realizar una producción para televisión, presentada por el fallecido actor Robin Williams (consumidor), que se transmitió a través de Discovery Channel, el cual muestra las consecuencias del uso de las drogas y su efecto en la coordinación, concentración, estrés psicológico y fuerza física; cuatro habilidades necesarias para sobrevivir, dentro de una situación de emergencia, demostrando que los consumidores no son capaces de reaccionar adecuadamente a situaciones muy sencillas.
En ese sentido, este tema debe ser evaluado desde la perspectiva científica y no desde la opinión pública, dado que los expertos nos advierten sobre el terrible daño que se hace al sistema nervioso, sin tabúes, sino con base en pruebas de laboratorio. En ese sentido, es posible estar de acuerdo con el consumo medicinal, pero no con el recreativo.
De esta manera, es necesario entender que la opinión pública está mal orientada. Principalmente por personas que no son expertas en el tema, lo cual hace que sus únicos argumentos válidos estén relacionados con la libertad de conciencia. Esto, sin tener en cuenta que al alentar este tipo de conductas, se estaría diciendo que el gobierno y la sociedad respaldan la progresiva y permanente destrucción del tejido cerebral, convirtiendo a los ciudadanos adictos en potenciales peligros letales para ellos mismos y para su entorno, dada su compleja condición neurológica.
Sin embargo, en algunos casos, esta afectación es tolerable, en la medida que hay un efecto analgésico, para enfermedades con diagnóstico de dolor crítico, que desde luego debe ser resuelto bajo prescripción médica y no por automedicación.
Combatir los cultivos ilícitos es un asunto que trasciende la capacidad de autodeterminación del Estado colombiano, dado que existen compromisos de carácter internacional, en donde hay una obligación de luchar contra las sustancias que tanto daño le hacen a la humanidad. En el documental de la ONU, se notan los efectos negativos sobre las personas y se hace referencia al daño social que hay conexo. En ese sentido, la erradicación[1], es una obligación que debe seguir siendo cumplida.
No obstante, el uso medicinal de la marihuana es un asunto que debe ser considerado, incluso desde la óptica de los derechos humanos, porque esta sustancia puede minimizar el dolor, para enfermedades con cuadros de dolor severos, como lo es el cáncer, la artrosis, entre otras.
“Para entender mejor como actúan estos compuestos es necesario entender que nuestros organismos tienen la capacidad de enlazar selectiva y exclusivamente los compuestos activos del cannabis. Éstos son reconocidos por proteínas especiales en la superficie de nuestras células, conocidos como receptores, ya que encargan de captar o recibir estas sustancias. Todos y cada uno de los medicamentos y fármacos actúan bajo este mismo mecanismo, se unen a células especializadas, produciendo así el efecto farmacológico” (Pujol, 2016).
De acuerdo con Pujol, los compuestos de la planta tienen la capacidad de permanecer por lapsos prolongados dentro del organismo humano, generando mayor efecto terapéutico en los pacientes que requieren de los cannabinoides; sin embargo, algunos componentes generan consecuencias negativas que se deben valorar en cada caso particular, por cuanto los beneficios de medicarla deben ser muy superiores a los efectos secundarios sobre el paciente.
En conclusión, la marihuana medicinal es un asunto que debe considerarse por sus ventajas terapéuticas, lo cual va a implicar una modificación del mercado farmacéutico, el cual podría beneficiar los gastos del gobierno, en materia de salud. Sin embargo, debe llevarse a cabo bajo protocolos de seguridad de los cultivos, para que no se salgan de control, mientras que a su vez se mantiene la lucha frontal contra el narcotráfico, en todas sus formas. En ese sentido, el beneficio del paciente es una prioridad, que va de la mano con lo económico que es producir el cannabis.
[1] La erradicación debe realizarse con el uso del glifosato. Los avances tecnológicos han permitido que este mecanismo pueda ser empleado por drones, de manera que se lleve a cabo un proceso más preciso geográficamente y evitar la dispersión del herbicida a otros cultivos que no sean considerados ilícitos.
Referencias
Pujol, A. «Marihuana Medicinal: Desde el Cómo Hasta el Para Qué Funciona». Recuperado de: https://www.sativida.es/pages/marihuana-medicinal. 2016.
ONU. «¿Cómo Funcionan las Drogas?» Recuperado de YouTube, Discovery Channel: https://www.youtube.com/watch?v=M6NQ3UKIqNE
Donohue, J., Cevasco, M., & Rosenthal, M. B. «A decade of direct-to-consumer advertising of prescription drugs». Recuperado de New England Journal of Medicine. 2007.
Ardila, M., Cardona, D., & Arlene., T. «Propiedades y Desafíos de la Política Exterior Colombiana». 2002.