En Colombia, existe la cultura de “picar” entre comidas, es decir de comer algo en la media mañana y en la tarde. Entre los refrigerios más comunes de la cultura colombiana están las empanadas, el roscón, las arepas, el pandebono, los paquetes de papás fritas y las porciones de fruta picada. Todos los anteriores se pueden encontrar en cualquier esquina o rincón del país, pues deben ser fáciles de conseguir para que los consumidores los puedan comprar en pequeños descansos del trabajo, de la universidad o del colegio.
Según un estudio que realizó Ipsos – Napoleón Franco sobre tendencias internacionales de comida en el 2007, 59% de los colombianos afirman haber realizado recientemente cambios en su alimentación para hacerla más saludable reduciendo el consumo de harinas, grasas y aumentando el de vegetales, es decir que están preocupándose cada vez más por comer bien (Axioma, 2016). Ahora bien, en cuanto a los refrigerios, el 60% de los encuestados revelan que sus refrigerios siguen siendo comida chatarra. A pesar que los alimentos saludables están asumiendo un papel importante para los colombianos, según Germán Hernández, Director Comercial de la División Sabores de la empresa Firmenich, la prioridad continúa siendo el placer de comer (Axioma, 2016), es decir que son consumidores exigentes en cuanto al sabor. Además, entre regiones del país también tienen gustos diferentes. Por ejemplo, a los bogotanos no gustan de olores muy fuertes o condimentados, ya que suelen asociarlos con sabores artificiales y químicos (Axioma, 2016). Así como en la Costa hay un gusto por las comidas fritas y ligeramente condimentadas. Estos patrones en el agrado de ciertos olores y sabores son consecuencia de la forma en cómo las madres cocinan en sus casas (Latinpyme, 2014). Por consiguiente, en Colombia los lazos emocionales con los sabores y los olores de la comida son muy fuertes y no son fáciles de romper.
Aún así en Colombia se evidencia una búsqueda por parte de los consumidores por sentirse mejor (Latinpyme, 2014) y hacer cambios en los hábitos alimenticios, pero pareciera que la oferta de mecato saludable no está satisfaciendo sus gustos. A partir de un análisis de mercado que hizo MarketLine sobre los refrigerios empacados en Colombia, entre el 2009 y el 2013, ese sector de alimentos aumentó un 18%, lo cual se puede considerar alto si se compara con el crecimiento en EE.UU. que fue del 4% o el de México que fue del 6%. Al entrar en detalle se puede ver que los productos de mayor importancia son: las papas fritas con el 46% del mercado, alimentos procesados con el 31.2% y las nueces y semillas con el 14%. Estos datos reflejan que hay un interés por parte de los colombianos por el ‘mecato’, luego se puede pensar que su consumo se debe a que son productos de bajo costo, que tienen una distribución masiva en todo el país, que son fáciles de llevar consigo debido a su pequeño tamaño y peso liviano, entre otras características.
Al observar el comportamiento de los estudiantes en la Universidad de los Andes y al revisar la oferta de productos para el refrigerio, es posible darse cuenta que están entrando nuevos productos con cualidades más saludable que los tradicionales colombianos, aunque no en abundancia. Por ejemplo, hay una nueva marca llamada Alcagüete, que ofrece galletas de avena, mezclas de semillas de girasol, quinua inflada, garbanzos horneados, entre otros. Esta, es una propuesta nueva e innovadora, diferente a la del maní y las nueces que por lo general tienen altos contenidos de grasas y carbohidratos. Sus mayores competidores son las dos marcas fuertemente posicionadas en el mercado del maní y las nueces: La Especial y Manitoba, ya que aunque no son el mismo producto son similares, es decir se trata de productos sustitutos. De igual manera, esto sucede debido a que no hay más opciones realmente saludables. Existe otro tipo de ‘mecato’ que dice ser saludable aunque realmente la tabla nutricional demuestra que tienen altos contenidos de azúcar y carbohidratos como las galletas Tosh. Puede que estén hechas de avena, cereales enteros y trigo, pero les adicionan azúcar o grasas trans para que tengan un sabor más llamativo. En otras palabras, el valor nutricional que ofrecen no es el más saludable tampoco.
En conclusión, alrededor de la nutrición hay muchas opciones de negocio, que están empezando a crecer hacia opciones de alimentos orgánicos y saludables, dando paso al surgimiento de nuevos productos (Latinpyme, 2014). Algunas ideas que me surgen después de este análisis es la venta de jugos verdes, de frutas deshidratadas sin azúcar adicional y de mezclas de semillas con sabores atractivos al público colombiano. Considero que es necesario ampliar la oferta del ‘mecato’ saludable, que además sea un placer consumirlo y dejar de lado el prejuicio que “lo saludable no sabe rico”.
Bibliografía
Axioma. (22 de 06 de 2016). Revistaialimentos. Recuperado el 22 de 09 de 2016, de http://revistaialimentos.com/ediciones/edicion9/especial-colombia-como-mercado/preferencias-y-gustos-del-consumidor-colombiano.html
Latinpyme. (11 de 07 de 2014). Latinpyme. Recuperado el 22 de 09 de 2016, de http://www.latinpyme.com.co/articulo/3007
MarketLine. (10 de 2014). Savory snacks in Colombia. Colombia.
http://advantage.marketline.com.ezproxy.uniandes.edu.co:8080/Product?pid=MLIP1407-0008
Real Academia Española. Definición de mecato: http://dle.rae.es/?id=OilYSVx