En primer lugar, son persistentes los problemas de acceso a tecnología, seguridad laboral, salud y educación en el campo. A raíz de esto, llegué a la segunda conclusión y es que no se ha logrado integrar las diferentes dinámicas económicas, sociales y culturales del campo con los modelos de desarrollo aplicados. Por lo cual la última y gran conclusión es que no hemos logrado, como sociedad, un desarrollo rural equitativo.
Pues bien, estas tres conclusiones permiten tener el panorama inicial respecto a la situación y desempeño del campo. Como bien lo sabemos, nos encontramos en el punto de partida hacia la construcción de paz. Bajo esta premisa creo es el momento de plantearse la siguiente pregunta: ¿Qué fue lo que se acordó entre el Gobierno y las FARC-EP, para lograr saldar esa deuda histórica que tenemos con el campo? Creo que es una pregunta que muchos nos hemos hecho, y la cual intentaré dar respuesta a partir del “Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, texto donde se suscriben los acuerdos a los cuales llegaron las partes.
Muchas son las opiniones y los debates que resultan de este Acuerdo. Traigo a la discusión dos elementos que me llamaron la atención después de la lectura de éste. En primer lugar, considero que el texto intenta generar un gran acuerdo nacional a través del reconocimiento de los resultados del plebiscito, como base para la creación de las condiciones de una paz estable y duradera. Lo cual nos lleva a el segundo elemento; se deja claro que el Acuerdo busca el reconocimiento de toda la sociedad colombiana como actores del proceso de construcción de paz, donde desde un principio se propone como eje fundamental la participación ciudadana colectiva, como herramienta para la construcción de la anhelada paz estable y duradera. Teniendo en cuenta estas premisas, el Acuerdo nos recuerda dos artículos de la Constitución Política Colombiana, que sustentan lo anteriormente mencionado:
Artículo 22. La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento
Artículo 95. […]. El ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en esta Constitución implica responsabilidades. Toda persona está obligada a cumplir la Constitución y las leyes. Son deberes de la persona y del ciudadano: […]
- Participar en la vida política, cívica y comunitaria del país
- Propender al logro y mantenimiento de la paz;
Pues si, como lo pueden ver, constitucionalmente tenemos derecho a la paz, pero más allá de eso, tenemos el deber, sí, el deber, de construir en sociedad esta paz. Ahora bien, volviendo a nuestra pregunta, quiero resaltar que el primer punto que exalta este Acuerdo gira en torno al establecimiento de una Reforma Rural Integral (RRI), en donde ambas partes establecen varios propósitos. Por un lado, el Gobierno plantea que el principal propósito es “cambiar condiciones que han facilitado la persistencia de la violencia en el territorio” (Gobierno Nacional. FARC-EP, 2016) . Mientras que las FARC-EP plantean como propósito “solucionar causas históricas del conflicto” como lo son el atraso rural, la propiedad sobre la tierra y su concentración, al igual que las causas de la exclusión del campesinado. Todo encaminado a cerrar las brechas urbano rurales, a fin de mejorar condiciones de vida de la población rural.
En el texto se plantea que la “transformación estructural” gira entorno a cuatro ejes fundamentales. En el momento en que se logren sobrellevar estos retos estructurales, se logrará alcanzar un estado de desarrollo rural integral. Los cuatro ejes fundamentales, se pueden plantear en términos de retos, para los cuales el Acuerdo plantea una serie de medidas urgentes. El cuadro enseguida presentado presenta los respectivos retos y las correspondientes medidas:
La importancia de Reforma Rural Integral está soportada en los resultados del censo nacional agropecuario, del cual quiero resaltar tres indicadores que dan fe de las metas y de la necesidad de la aplicación de las medidas anteriormente mencionadas.
El primer indicador gira entorno a la tenencia de la tierra. Como se puede observar en el gráfico 1, “el 70,4% de las UPA tiene menos de 5 hectáreas y ocupa el 2,0% del área rural dispersa censada; mientras que el 0,2% de las UPA tiene 1.000 hectáreas o más y ocupa el 73,8% del área rural dispersa censada.”. (DANE, 2016)Por lo cual se puede evidenciar la fuerte concentración de la tierra.
El segundo indicador, presenta la situación en cuanto a infraestructura agrícola, donde el panorama es desalentador. Solamente el 16,4% de los censados, respondieron que tienen efectivamente acceso a maquinaria. (gráfico 2). El último indicador que quiero mencionar, está relacionado con la asistencia técnica. Donde se puede observar que el 83.5% de las UPA censadasno cuenta con asistencia técnica. (gráfico 3)
Como se podrán dar cuenta, el Acuerdo parte de una realidad innegable, y plantea los retos para resolver estas problemáticas. Algunos dirán que estas apuestas son muy visionarias. Pero son justamente las ideas visionarias que han logrado los avances más importantes de la humanidad. Tenemos que ver el Acuerdo como la excusa para” abrir otro capítulo en la historia del país”. Establecer metas, como un paralelo de la misión y visión en las organizaciones que son necesarias para así saber, qué queremos y dónde queremos estar como sociedad.
Bibliografía
DANE. (2016). Tercer censo nacional Agropecuario. Hay campo para todos.
Gobierno Nacional. FARC-EP. (2016). ACUERDO FINAL PARA LA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO Y LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PAZ . Bogotá.
https://www.youtube.com/watch?v=ZHLvVIT_FAU