Foto por Bob Nichols, USDA.
Autora: Luisa Fernanda Obregón.
El cambio climático se ha convertido en uno de los mayores desafíos que se está enfrentando en el siglo XXI. Sus efectos se han ido fortaleciendo con el paso de los días y el sector agrícola no es la excepción. En Colombia, la agricultura desempeña un papel fundamental en la economía y la seguridad alimentaria del país, por lo que es crucial comprender cómo el cambio climático, está impactando este sector (como se ha visto con las sequias e inundaciones) y qué estrategias se pueden adoptar e ir desarrollando para mitigar sus efectos.
En el primer trimestre de 2024, el PIB creció un 0,7% en comparación con el mismo período del 2023, destacándose que la agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca experimentó un crecimiento del 5,5%, contribuyendo con 0,5 puntos porcentuales a la variación anual del PIB, según datos del DANE. Es así como se puede afirmar que este sector juega un rol crucial para garantizar la seguridad alimentaria del país, generar empleo y promover el desarrollo socioeconómico de las áreas rurales.
Uno de los principales impactos del cambio climático en la agricultura colombiana son los eventos climáticos extremos, como sequías e inundaciones, fenómenos meteorológicos que están volviéndose cada vez más frecuentes e intensos debido al calentamiento global. Estos fenómenos mencionados, se percibían anteriormente como eventos repentinos, no obstante, hoy en día se están volviendo cada vez más frecuentes y han creado un mayor reto para los agricultores.
En primer lugar, las sequías representan una amenaza significativa para la agricultura, ya que afectan directamente la disponibilidad del agua para el riego, un recurso necesario para la producción de cultivos. Podríamos decir que, sin un suministro adecuado de agua, los agricultores se ven obligados a enfrentar la posibilidad de reducciones drásticas en los rendimientos de sus cultivos, lo que no solo afecta su sustento sino también la seguridad alimentaria del país. Aunado a esto, se proyecta que para el 2025, la temperatura media anual suba aproximadamente 2.5 °C (gráfico 1), lo que podría agravar aún más los desafíos que enfrenta la agricultura en el país (Lau, Jarvis & Ramírez, 2011). Teniendo en cuenta lo anterior, las altas temperaturas aceleran este problema debido a que se produce evaporación de agua y como efecto alterno se reducen las reservas de agua, lo que agrava la sequía.
Por otro lado, las inundaciones, que también se han intensificado debido al cambio climático, pueden arrasar con tierras agrícolas, destruir infraestructuras y contaminar fuentes de agua, lo que genera un impacto adicional y duradero en la capacidad de producción agrícola. Estos eventos extremos, combinados con la imprevisibilidad del clima, complican la planificación y gestión agrícola, obligando a los agricultores a adoptar nuevas estrategias y tecnologías para intentar mitigar los efectos adversos. Sumado a este problema, las inundaciones pueden provocar la proliferación de plagas y enfermedades. Haciendo énfasis en un informe de la FAO, los seres humanos, las plantas y el ganado enfrentarán riesgos crecientes debido a la proliferación de organismos que florecen en condiciones de temperatura y humedad modificadas por el calentamiento global. Esto representa una amenaza directa para la seguridad alimentaria y la salud de la población.
Es fundamental que se implementen estrategias integrales de adaptación que aborden estos desafíos emergentes y protejan la resiliencia de los sistemas agrícolas y alimentarios del país. Aparte del aumento en la frecuencia e intensidad de los eventos climáticos extremos, el cambio climático también está generando un incremento en las temperaturas y una mayor variabilidad climática en Colombia. Estos factores ponen en riesgo la seguridad alimentaria, ya que pueden alterar los patrones de crecimiento y producción de los cultivos.
Si bien es un reto que requiere de investigación y desarrollo continuo, algunas de las estrategias para adaptar la agricultura al cambio climático incluyen la adopción de prácticas de agricultura de conservación, como la siembra directa, la cobertura permanente del suelo y la rotación de cultivos, las cuales pueden mejorar la retención de humedad, la fertilidad del suelo y la resiliencia de los sistemas agrícolas. Se debe tener en cuenta el desarrollo de variedades de cultivos resistentes a la sequía para garantizar la seguridad alimentaria. Finalmente, la implementación de sistemas de riego eficientes que pueden reducir significativamente el consumo de agua en la agricultura, especialmente en las zonas con escasez hídrica.
El cambio climático representa un desafío crítico para la agricultura colombiana, los eventos climáticos extremos, como sequías e inundaciones, junto con el aumento de temperaturas y la variabilidad climática, están afectando significativamente la producción agrícola y alterando los patrones de cultivo. A pesar de estas adversidades, el sector ha demostrado resiliencia, como lo evidencia su crecimiento reciente. El futuro de la agricultura colombiana dependerá de la capacidad de innovar, investigar y adoptar prácticas sostenibles que permitan enfrentar los desafíos del cambio climático, asegurando así la producción de alimentos y el bienestar de las comunidades rurales.
Anexos.
Gráfico 1- Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2010)
Referencias Bibliográficas.
Lau, C.; Jarvis, A.; Ramírez, J. 2011. Agricultura colombiana: Adaptación al cambio climático. CIAT Políticas en Síntesis no. 1. Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), Cali, Colombia. 4 p
De Estadística, D. A. N. (2024). DANE – PIB Información técnica. https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/cuentas-nacionales/cuentas-nacionales-trimestrales/pib-informacion-tecnica#:~:text=Informaci%C3%B3n%20I%20trimestre%202024&text=Agricultura%2C%20ganader%C3%ADa%2C%20caza%2C%20silvicultura,porcentuales%20a%20la%20variaci%C3%B3n%20anual).
https://www.fao.org/climatechange/16615-05a3a6593f26eaf91b35b0f0a320cc22e.pdf
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2010), sobre la base de F. Bosello, C. Carraro y E. De Cian, “Market- and policy-driven adaptation”, Smart Solutions to Climate Change: Comparing Costs and Benefits, Bjørn Lomborg (ed.), Cambridge University Press, 2010. a Los impactos del cambio climático ante un aumento de temperatura de 2,5 °C en América Latina provienen de Bosello, Carraro y De Cian (2010). El dato del impacto en BID/CEPAL/WWF proviene de Vergara y otros (2013), se refiere al impacto a 2050