A la hora de sembrar aguacate se debe tener en cuenta el clima, la altura, la humedad y los vientos, para determinar cual variedad es la que más se adapta. De acuerdo a esto, Colombia ha venido adelantando cultivos de Hass, Lorena y Criollo pensando que éstas son las variedades que más se adaptan a las exigencias topográficas y climáticas del país. Sin embargo las entidades gubernamentales del agro en el país han tratado de introducir nuevas variedades híbridas que están siendo desarrolladas en laboratorios internacionales con el fin de crear una variedad que se ajuste a una mayor cantidad de características principales. No obstante esta introducción que se adelanta, en mi opinión, es algo similar a lo que ocurrió hace unos años con el café, y es por dicha razón considero que ésta está teñida de los intereses económicos de las entidades que pretenden convencer a los agricultores de que las variedades creadas cumplen con una gran cantidad de exigencias que el país tiene en términos de geografía y clima; sin embargo, lo que se le oculta a los agricultores es que estas nuevas variedades no han sido probadas en el país, y por lo tanto no es posible saber o determinar su resistencia, adaptación y rendimiento en nuestro territorio. Dado esta situación sería interesante que se reflexionara sobre lo ocurrido con el sector cafetero y la Federación de cafeteros, que actualmente ha repercutido en la situación de los caficultores, para que no suceda lo mismo con la producción de aguacate, un producto cuyos beneficios tocan a miles de agricultores colombianos que hoy se encuentran en dificultades. Esperemos que las entidades gubernamentales tengan cautela y por fin pongan el bienestar del pueblo por encima del de unos pocos que quieren quedarse con la tajada grande del pastel.
Trabajos citados
Vega, J. Y. (2012). El aguacate en Colombia: estudio de caso en los Montes de
María en el Caribe colombiano. Banco de la República (171), 1-27.