El cannabis es una planta que fue legal durante gran parte de la historia de la humanidad. De hecho, hay registros del uso ancestral de algunas civilizaciones de Asia que datan desde el 7000 A.C.. Además, hay evidencia de que su cultivo era codiciado en el norte de Estados Unidos hacia el siglo XVII, ya que el uso principal de la planta se daba en forma de cáñamo, un material fibroso muy resistente para crear papel, cuerdas, lonas y construcciones en tiempos de guerra. Las primeras señales de prohibición de la planta empezaron hacia finales del siglo XVIII entre los pueblos musulmanes. En Egipto, hacia 1798, el uso de cannabis comenzó a ser asociado con las costumbres del pueblo Sufí, caracterizado por su pacifismo y espiritualidad, lo cual se veía como una amenaza para la sociedad, la economía egipcia y la religión musulmana. Estos criterios de control social empezaron a tomar fuerza en el territorio árabe, fomentando así la prohibición en otros países con credos similares. Por último, la prohibición absoluta del cultivo de cannabis pasó a ser mundial en 1961, pues bajo la presión del Comisionado Antinarcóticos estadounidense Harry Anslinger, en medio de la Convención Única sobre Estupefacientes, se declaró el cannabis como un factor de riesgo de locura y degradación para la población, y se consideró que no contenía las suficientes propiedades medicinales para su regulación. Desde este entonces, las leyes internacionales empezaron a penalizar el cultivo y el uso de esta planta para cualquier propósito, ya que bajo sus criterios representaba el mismo peligro que el opio y la coca.
Una nueva perspectiva: marihuana con fines medicinales:
Ahora bien, es evidente que la entrada a un nuevo milenio, la revolución del internet y el masivo flujo de información que gozamos actualmente, ha logrado que la velocidad de cambio de la sociedad (sobretodo de influencia occidental) aumente y los paradigmas sean ambulantes y pasajeros. En este orden de ideas, las libertades individuales y la ciencia cada vez son más influyentes en las nuevas generaciones y se han sobrepuesto sobre el credo colectivo del pasado. De acuerdo con lo anterior, la investigación científica de esta planta ha dado pasos gigantes que desvirtúan los criterios de prohibición del cannabis y los pone en tela de juicio por estar basados en suposiciones y no en evidencias empíricas. Estudios han demostrado que existen receptores de cannabinoides en nuestro cuerpo, por lo cual nuestro ADN puede generar alianzas con el uso de la planta. De hecho, hasta hoy se ha concluido que existe un amplio espectro del uso medicinal del cannabis, entre los cuales están: el tratamiento de migrañas, el tratamiento de glaucoma, el tratamiento de epilepsia, la prevención de dolor y espasmos, la disminución de síntomas de enfermedades crónicas, el alivio del síndrome premenstrual, entre otros. De este modo, es un hecho que la nueva percepción medicinal del cannabis ha cambiado la política de drogas de un gran número de países.
En efecto, Colombia se ha subido a este tren de la regulación de la marihuana, por medio de la aprobación del Proyecto de Ley promovido por el Senador Juan Manuel Galán a mediados de este año. Siendo así, Colombia es ahora el cuarto país latinoamericano que legaliza su uso medicinal y científico, algo que le abre las puertas a un nuevo mercado y a nuevas oportunidades de negocio dentro del país y un cambio tanto económico como social. A partir de este cambio de políticas, los cultivadores de esta planta pueden empezar a competir dentro de la legalidad y dejar de lado los vínculos con la insurgencia; asimismo, la Ley pretende involucrar a los cultivadores de otros narcóticos ilícitos, como la coca y la amapola, ya que el cannabis medicinal está dentro de los productos de sustitución de cultivos ilícitos.
Si bien la intención de la nueva Ley es promover el cultivo de esta planta involucrando a los pequeños y medianos cultivadores, por ahora el Ministerio de Salud ha otorgado una serie de licencias a laboratorios colombianos y canadienses como son Labfarve, Cannavida y PharmaCielo. Además, la solicitud del cultivo de esta planta se caracteriza por tener un largo proceso burocrático, donde debe haber aprobación por parte de los Ministerios de Salud, de Justicia, de Agricultura, del ICA, del INVIMA y de Colciencias. Asimismo, dentro de la Ley no se pretende brindarles seguridad y apoyo a estos cultivadores que pueden asumir un riesgo importante al tomar esta opción legal. En otras palabras, las barreras de entrada de esta nueva industria son altas para la capacidad que tienen los campesinos; los cuales no tienen las herramientas económicas ni jurídicas para presentar sus proyectos frente a estas instituciones. Sin embargo, con el fin de luchar en contra de la burocracia y abrirse campo dentro de este mercado, los campesinos e indígenas de varios municipios del Cauca han conformado una cooperativa de marihuana medicinal, bajo el nombre de Caucannabis. La cooperativa nació con el fin de unir los esfuerzos de los trabajadores de la tierra de este departamento, para transformar la explotación ilegal de los cultivos de marihuana por un sustituto legal y “generar desarrollo social y económico en la región” (Portafolio, 2016). Además, esta asociación entre cultivadores cuenta con una alianza de un grupo de investigación de la Universidad Nacional y la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias. La inclusión de una unidad investigativa dentro de este modelo, le puede brindar ventajas competitivas y gestionar mejor la producción del producto, sin incurrir en tanta incertidumbre comercial. Este es un ejemplo que es replicable para otras regiones del país, como en el Meta y en Bolívar, ya que, junto al Cauca, es donde se concentra la mayor producción de esta planta.
En conclusión, este nuevo fenómeno ha abierto las puertas a una nueva oportunidad de negocio que en el pasado era impensable, ya sea por tabú, por religión, por falta de información o por estereotipos sociales. Por último, el potencial de mercado que presenta el cannabis no se da únicamente en el segmento de derivados farmacéuticos, pues como vimos, es una planta que tiene otros usos que pueden aportar beneficios a la sociedad y a la economía.
Bibliografía
Campesinos del Valle del Cauca crean cooperativa de marihuana medicinal. (22 de Julio de 2016) Portafolio. Recuperado de http://www.portafolio.co/negocios/emprendimiento/campesinos-del-valle-del-cauca-crean-cooperativa-de-marihuana-medicinal-499031
Bettin del Río, R. Los interrogantes de la nueva ley de marihuana medicinal (29 de Mayo de 2016). El Heraldo. Recuperado de http://www.elheraldo.co/nacional/los-interrogantes-de-la-nueva-ley-de-marihuana-medicinal-263463
Otorgan la primera licencia de cannabis medicinal a empresa de Canadá. (28 de Junio de 2016). Portafolio. Recuperado de http://www.portafolio.co/negocios/empresas/colombia-otorga-la-primera-licencia-de-cannabis-medicinal-a-empresa-de-canada-498257
Construir la paz a través de las cooperativas (28 de Abril de 2013). El Pueblo. Recuperado de http://elpueblo.com.co/construir-la-paz-a-traves-de-las-cooperativas/
The Rise and Decline of Cannabis Prohibition (Marzo de 2014). Transnational Institute: Global Drug Policy Observatory. Recuperado de https://www.tni.org/files/download/rise_and_decline_ch1.pdf