Autor: Diego Alejandro Avila A, estudiante de administración de empresas, Universidad de Los Andes.
Vengo de una familia campesina originaria de Cómbita Boyacá, mi abuelo por parte de papá aserrador y mi abuela madre de familia. Una típica familia campesina en donde el hombre se dedicaba a producir y la mujer a cuidar a sus 11 hijos (que más trabajo que eso). Donde no se aguantaba hambre, pero los recursos eran sumamente escasos. El 15 de diciembre de 1976, mi abuelo de 52 años va a su trabajo, es una de las víctimas de la velocidad, un fatídico suceso, tanto pequeños como grandes colaboraban en las actividades productivas, los hijos más grandes ya eran aserradores y los más pequeños colaboraban en la cocina con la preparación de los alimentos para los trabajadores de los aserríos. Los cambios en la vida de mi familia no tardaron en llegar, para sobrevivir todos tenían que producir.
Al igual que a los niños de mi familia, a quienes les tocó convertirse en adultos a temprana edad. A nivel mundial hay más de 218 millones de niños entre 5 y 17 años que trabajan, en su gran mayoría de África (33%), Asia (28%) y América Latina (5%) (Torres, 2020) y al igual, que, en los inicios de mi familia, más del 70% de estos niños se emplean en trabajos relacionados con el agro.
En el caso de mi familia, esta situación trajo consigo más beneficios que repercusiones La necesidad de salir de la casa a temprana edad en búsqueda de nuevas oportunidades, . fue la que permitió que después de esa generación el futuro de nuestra familia cambiara. En un contexto en el que eso parece casi imposible, donde una familia dura en promedio 330 años para poder salir de la pobreza (Piedrahita,2023). Pero ¿Cuál es la situación para las demás familias de Colombia, que tienen que pasar por lo mismo?
Para el cierre del trimestre comprendido entre octubre y noviembre de 2023, la población joven en Colombia, comprendida entre los 5 y los 17 años, representó el 20,8% de la población total, equivalente a unos 10 millones 662 mil individuos (DANE, 2024). La mayoría de este grupo tiene entre 5 y 14 años, abarcando un 76,6 %. Dentro de este conjunto, se identificó que 310 mil jóvenes estaban empleados, siendo la mayoría (77%) de entre 15 y 17 años. Sorprendentemente, aproximadamente 71 mil jóvenes menores de 14 años también estaban activos laboralmente. Es importante destacar que existe una marcada diferencia entre la distribución del trabajo infantil en áreas urbanas y rurales. Mientras que los centros poblados contribuyen con el 57,3% del trabajo infantil, las cabeceras representan el 42,7%. De estos empleos una buena son en condiciones de informalidad donde las condiciones mínimas son ausentes y la remuneración reducida.
La pregunta que surge es: ¿Pero por qué razón trabajan? Sorprende que, para el contexto actual del país, el 37% de los niños trabajan por tener su propio dinero. Sin embargo, las otras razones principales tienen que ver con la necesidad de contribuir económicamente, el 28,7% debe participar en la actividad económica de su familia y el 22,8% deben ayudar en los gastos de la casa o para costearse sus estudios.
Gráfica 1: Distribución porcentual según razón principal de trabajo.
Fuente: Trabajo infantil (TI) octubre-diciembre 2023 (DANE)
Pero, ¿Cuáles son las implicaciones del trabajo infantil? En un contexto donde los niños laboran, se ven vulnerados derechos fundamentales como la educación y el tiempo para la recreación. Un estudio reciente examinó el impacto del trabajo infantil en doce niños y niñas que laboran en el centro Corabastos, junto con sus respectivos cuidadores o padres. Los resultados arrojan efectos significativos en el desarrollo sociocultural, las relaciones interpersonales y la capacidad cognitiva.
En términos del desarrollo sociocultural, el 60% de los progenitores admiten que proveen a sus hijos con las herramientas necesarias para el trabajo, descuidando así su proceso educativo. Además, en cuanto a las relaciones interpersonales, mientras el 60% de los cuidadores aseguran que sus hijos interactúan adecuadamente en el ámbito laboral, el 40% restante coincide en que los niños muestran timidez, escasa interacción social y falta de autonomía. En relación con el impacto en el desarrollo cognitivo, el 70% de los cuidadores muestran poco interés en el progreso educativo de los niños. Sin embargo, es importante destacar que el 100% de los niños entrevistados expresaron tener metas educativas claras, incluyendo la finalización de sus estudios básicos y la búsqueda de una formación profesional (Avendaño, 2022).
Sin embargo, aunque el trabajo infantil es visto como consecuencia y causa de los altos niveles de pobreza del país porque desincentiva la formación académica y con esto la posibilidad de aspirar a mejores ingresos en la adultez. También hay un factor cultural que muestra el trabajo infantil como un fenómeno que no está mal visto. Hay un conjunto de creencias, costumbres y valores que construyen imaginarios colectivos que lo refuerzan, promueven y justifican. En cuanto a las creencias: “ El trabajo infantil es formativo ya que motiva a la construcción de valores como la responsabilidad, la autonomía y la perseverancia. Por costumbre: aquellos padres que trabajaron a tempranas, edades impulsan a sus hijos a replicar la misma historia, esto con el fin de generar un cambio generacional. (Bienestar Familiar, 2013)
En definitiva, el relato personal de mi familia ilustra una realidad que se repite en muchos hogares de Colombia. La necesidad económica lleva a que los niños abandonen la academia y se incorporen al mundo laboral en búsqueda de estabilidad económica. Aunque de 1976 al 2024, la situación ha cambiado, las fuentes de información muestran que el trabajo infantil sigue siendo un problema vigente para Colombia, en donde los más afectados siguen siendo los niños de las poblaciones campesinas. Considero, que es bueno que, de una manera controlada, los jóvenes y niños se inmiscuyan de las actividades a las que se dedican sus familias, esto ya que el sentido de pertenencia, el valorar las cosas y el interés por el conocimiento, puede traer consigo beneficios, para el caso del campo, que los niños se enamoren de ese proyecto de vida. Lo que no se puede permitir es que esa inmersión y/o colaboración se confunda con trabajo infantil, y que fruto de eso, los niños no tengan un desarrollo socio-cultural, interpersonal y cognitivo óptimo.
Referencias Bibliográficas.
D.Piedrahita (Julio 14 de 2023). Colombia necesita 11 generaciones para que los más pobres tengan ingresos promedio [Columna de opinión]. https://www.larepublica.co/globoeconomia/colombia-necesita-11-generaciones-para-que-los-mas-pobres-tengan-ingresos-promedio-3658321
M.Torres (Julio 1 de 2020). Trabajo infantil: Más frecuente en la informalidad rural que en la agroindustria. [Columna de opinión]
DANE (abril 15 de 2023) .Boletin técnico : Trabajo infantil (TI) octubre-diciembre de 2023 [Boletin técnico]. https://www.dane.gov.co/files/operaciones/GEIH/bol-GEIHTI-oct2022-dic2023.pdf
Avendaño (2022). Impacto del trabajo infantil en el desarrollo integral de los niños (as) trabajadores menores de 14 años de Corabastos. Recuperado de: http://hdl.handle.net/11371/4954
ICBF (2013). Una doble mirada al trabajo infantil en Colombia. [Boletin especial ]https://www.icbf.gov.co/sites/default/files/publicacion-40.pdf