A los dos días, estas flores más marchitas y menos atractivas que aquel día que hacían su imponente entrada pedían auxilio; pues se les veía desgastadas, con un color cansado y a duras penas se les podía sentir el aroma; era como si las hubieran cambiado. A los cuatro días, las flores no solo pedían auxilio para ser cambiadas sino que se oía a mi madre discutir por los corredores de la casa que era la última vez que le compraría flores al vendedor ambulante del semáforo. Pero la historia siempre se repetía; si una semana eran claveles, la siguiente eran girasoles, después las rosas hacían su debut y eran reemplazadas por hortensias, cuando las hortensias cambiaban de color, se reemplazaban por alstroemerias y así sucesivamente.
La paradoja es que nos caracterizamos por ser un país exportador de flores, y para que nuestras flores posean un lugar destacado dentro de las preferencias del consumidor internacional, es porque verdaderamente tienen que tener algo de especial. Pero, ¿por qué en mi casa no lo podíamos percibir? Se puede decir que Colombia cuenta con 22,840 tipos de plantas con flor(SIB). Además, una flor de exportación puede durar en un florero dos semanas y hasta un poco más; volviéndose cada día más suntuosa. La respuesta es sencilla, los colombianos no sabemos comprar flores, pues compramos las flores que sobran de los cultivos, compramos las que nos ofrecen los vendedores en las calles, aquellas rosas que ya sin pétalos parecen recién nacidas. Compramos flores de la calle porque no tenemos tiempo de ir más allá de la esquina de la casa, porque no tenemos el hábito de hacerlo y porque no hemos encontrado otras alternativas en el mercado.
Un día, en mi búsqueda de emprendimientos interesantes en el sector agroindustrial, me topé con una sorpresa. Llegué a la casa de un gran amigo, en el momento que abrí la puerta tuve la suerte de ver un juego de flores que me impactó. Las observé detenidamente y mi curiosidad me hizo preguntarle cuánto tiempo llevaban esas flores en su casa. Él, acercándose al florero, oliendo su aroma y acariciando algunos de sus pétalos, me respondió: ¨Mi florero lleva trece días, y cada día que pasa las flores se vuelven más radiantes. ¿No conoces Floreser?¨
Floreser nace como un emprendimiento cuyo objetivo es suplir el vació de muchos consumidores colombianos; que se sienten orgullosos de decir que son el segundo país del mundo exportador de flores, pero que jamás han vivido la experiencia de realmente tener flores de exportación en sus casas. La empresa tiene como objetivo, incentivar a los colombianos a vivir durante quince días acompañados de ¨flores de verdad¨ -tal como lo dice su fundador. No solo nace para ofrecer un producto de calidad, sino que para ofrecer un estilo de vida.
En mi curiosidad por conocer más sobre este emprendimiento; me interesé por el valor agregado que le podía dar la empresa al consumidor. Pues en mi punto de vista, el valor agregado es uno de los aspectos que puede llevar a que un emprendimiento sea exitoso y se diferencie de los demás. De acuerdo a lo anterior, descubrí que ese valor agregado que estaba cautivando a los clientes, era que además de ofrecer flores que realmente duraran en un florero más de tres días, la variedad de las flores que llegaban siempre eran una sorpresa. Cuando hablo de la variedad de las flores me refiero a que además de las rosas, los claveles y los girasoles, y ese limitado catálogo de flores que solemos tener en nuestra mente, hay una infinidad de variedades de flor que muchos no conocemos. Por ejemplo; Las patas de Kanguro, los muchos tipos de Astromelia, los Lirios Asiáticos, La flor del Eryngium, Las Clarikas, entre muchas otras.
Un reto retador
Un reto al que se ha tenido que enfrentar la empresa es el hecho de convencer a los consumidores a realmente comprar flores de exportación bajo una suscripción; sabiendo que el consumidor colombiano está acostumbrado a pagar poco por el mismo producto, sin darse cuenta que al final del mes ha pagado más dinero que si lo hubiese dado todo por anticipado. Además, para el caso de las flores baratas, no se da cuenta de todo lo que le implica comprarlas. Si nos ponemos a pensar, el hecho de tener que coger el carro, salir a la calle, estar en trancones, negociar con el vendedor de flores y además regatearle para que les baje el precio, de vez en cuando pelearle y recibir una buena pitada del carro de atrás, comprar las flores y mojar la silla del carro, tener que ir directo a la casa a dejarlas para impedir que se mueran, ponerlas en el florero, rezar para que ¨estas sí duren¨ como diría mi madre, y peor aún, saber en el fondo que no durarán más de tres día. La lista de actividades que acabo de mencionar son las tareas que el consumidor no tiene presente que hace, pues el precio bajo del producto lo sesga, pero analizando todo lo que implica; esa flor barata de semáforo termina siendo más costosa que hasta las flores de calidad de exportación, pero esto, jamás nos damos cuenta los colombianos, y estará en las manos de Floreser hacernos cambiar de hábito.
Con lo anterior me atrevo a decir que realmente sí somos un país que debe estar orgulloso de sus flores de exportación. Sin embargo, hace falta que el consumidor colombiano aprenda a identificarlas y a vivir la gran experiencia detrás de estas. Hace falta que no solo en las flores, pero en muchos de los productos que se siembran en el país, nos volvamos consumidores exigentes, que compramos productos de calidad; para que el día que nos sintamos orgullosos de ser colombianos, lo digamos porque además de llevar el patriotismo en nuestra sangre, seamos los catadores principales de todos los frutos que nuestro país nos brinda.
Bibliografía
Información primaria, Empresa Floreser
www.floreser.co.co
SIB. (n.d.). Encontrado el 08 10, 2016, de http://www.sibcolombia.net/web/sib/cifras
Bernal, R., S.R. Gradstein & M. Celis. 2015. Catálogo de plantas y líquenes de Colombia. Instituto de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. catalogoplantascolombia.unal.edu.co