Su traducción libre: “Puedes engañar a todos algunas veces, y a algunos todas las veces, pero no puedes engañar a todos siempre”.
Foto de NTN24, publicado el 10 de Julio de 2015.
No se crea que esos ‘algunos’ son sólo un puñado de ‘ingenuos campesinos’ que agradecen la compra de su coca a integrantes de frentes narcoguerrilleros. Intercambio que el mismo Estado promueve al no proveer la infraestructura necesaria y los canales de comercialización para productos diferentes a la coca; ya que esta no requiere sino una mochila para transportarla. No, a aquéllos se les suma todos los integrantes armados convencidos de aquella acción ‘revolucionaria’, y que no creen en resinserción alguna (ni la que viene sucediéndose de hace más de una década, ni la prometida ahora por el Gobierno). Pero también se les suma destacados intelectuales, legisladores en todos los niveles de las corporaciones (Congreso, Asambleas y Concejos), magistrados de las altas cortes, jueces, fiscales, médicos, profesionales y operarios que creen en el ideario de un régimen ajeno al actual de la división de los poderes. Creen en la llegada de una figura redentora al modo de los Lenín, Stalin, Hitler y los Mao, que salvarán al pueblo de los estragos causados por el capitalismo. En otras palabras, un gran número de profesionales aspirando a posiciones importantes en el nuevo régimen ‘revolucionario’.
Y “el todas las veces”, se refiere a que dicha ideología y acción revolucionaria, no cesará. Nadie aprende en piel ajena. La autocracia de los Castro, Chaves, Maduro, Correa y Evos hay que vivirlas para entender el asunto. Claro que las experiencias soviéticas y cubanas fracasadas no les indican nada a esos adeptos; ni tampoco la aspiración capitalista de una China que va quitándose el traje comunista.
Ref. Fotografia: De izquierda a derecha los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; de Bolivia, Evo Morales; y de Ecuador, Rafael Correa. Foto de El Día. Bolivia.
No crea el lector que por esto abogamos por un capitalismo salvaje como el que practican algunos negociantes y empresarios, para quienes el obrero es un ‘costo laboral’ que hay que mantener a raya, o que existe una ‘mano invisible’ que todo lo armoniza. No, socialismo y capitalismo a ultranza han demostrado su inoperancia. El primero, por las dictaduras que ha gestado y que dan cabida a la vida plena de privilegios de la élite ‘revolucionaria’. El segundo, porque nunca antes se han gestado tan pocos ricos tan ricos y tantos pobres tan pobres. El reto es el de una regulación social, política y económica del mercado para que los recursos escasos se empleen del modo más eficiente posible, y los excedentes en verdad lleguen de modo justo a quienes más los necesitan. Y esto aún está por descubrirse cómo hacerlo. Lo que está claro es que con los medios empleados por las FARC sólo queda la desolación, la destrucción social, económica, política y ambiental que no se recupera.
Julio 11, 2015