Esta información se presenta recurrentemente por lo tanto países como Estados Unidos, Inglaterra, México y Colombia, entre otros, están tomando medidas con el fin de disminuir su consumo.
Mi intención no es llevar al lector a disminuir el consumo ni satanizar el azúcar, sino brindarle información útil para que tome consciencia sobre el efecto de ésta en el cuerpo. A lo largo de este artículo se van a explicar cuáles son las posibles razones biológicas que llevan al desarrollo de las enfermedades anteriormente mencionadas.
Una de los factores importantes a tener en cuenta es que las bebidas azucaradas son energía en forma líquida. Una porción de 12 onzas tiene aproximadamente 150 calorías y un vaso de tamaño mediano/grande de restaurantes de comida rápida puede tener entre 300 y 400 calorías. Esto puede llevar a una alimentación desbalanceada debido a un desplazamiento de alimentos nutritivos o una ingesta descontrolada de calorías.
Mauro et.al (2007) realizaron un estudio con 120 personas en el cual le dieron a la hora del almuerzo a un grupo jugo de fruta y al otro el pedazo de fruta. Ambos contenían la misma cantidad de calorías (190). Los resultados obtenidos demostraron que las personas que consumieron la fruta sólida tuvieron mayor saciedad, y por lo tanto una ingesta menor de calorías a lo largo del día.
De otra parte, una ingesta elevada de azucares refinadas aumenta el nivel de glucosa e insulina[1] en la sangre rápidamente. ¿Esto en qué se traduce? En fuertes antojos o hambre sobre todo de productos altos en carbohidratos refinados. Esta situación se presenta cuando se consumen altas cantidades de bebidas azucaradas. Generalmente éstas se toman solas, es decir que no van acompañadas de otros macronutrientes como grasas, proteínas o de fibra que atenúe el pico de carbohidrato introducido al cuerpo. En individuos susceptibles, los cambios recurrentes de la glucosa en sangre y respuestas metabólicas por el consumo de bebidas azucaradas pueden traer consecuencias adversas, como por ejemplo aumento en triglicéridos, resistencia a la insulina y altos niveles de glucosa en sangre.
Otro factor importante, es la magnitud del sabor dulce en las bebidas azucaradas. Estimular las papilas gustativas con dulce crea inmediatamente una sensación placentera. Sin embargo, una sobre excitación puede ser contraproducente pues tiene repercusiones en la preferencia y la aceptabilidad de los alimentos. Es decir, que las personas que están acostumbradas a ingerir altos niveles de azúcar, prefieren los alimentos más dulces, lo que a largo plazo puede llevar a resistencia a la insulina y altos niveles de glucosa en sangre.
Por medio de un estudio realizado por Lenoir et.al (2007), quienes expusieron ratas a dos bebederos, uno con agua dulce y el otro con cocaína, se demostró que las ratas preferían el bebedero con agua dulce. Lo que explica que el azúcar es altamente adictivo (en personas propensas). Por esta razón los individuos que están acostumbrados a ingerir grandes cantidades de azúcar cada vez quieren más. Además pueden tener fuertes antojos por productos dulces.
Finalmente, el hecho de tener elevados niveles de azúcar (glucosa y fructosa), las bebidas azucaradas pueden llevar a ocasionar problemas hepáticos[2]. Adicionalmente, los consumidores habituales son más propensos a tener caries y bacterias en la boca.
En la actualidad en el mercado se encuentran otras alternativas aparte de bebidas azucaradas. Los productos endulzados con azucares artificiales son una opción. Sin embargo, nada asegura que éstas no sean igualmente prejudiciales.
Teniendo en cuenta la información recolectada, el secreto está en no exagerar en el consumo de bebidas azucaradas y en no dejarse engañar. Un jugo de fruta empacado o una bebida energizante endulzada con fructosa, no es más saludable que una bebida gaseosa endulzada con otro tipo de azúcar. Esto se debe a que el cuerpo al final lo asimila igual.
Gold, M.S. & Brownell, K.D. (2012) Food and addiction: a comprehensive handbook. Oxford University Press. pp 147-153
Mourao DM, Bressan J, Campbell WW, Mattes RD. (2007). Effects of food form on appetite and energy intake in lean and obese young adults. Int J Obes; 31:1688–1695
Lenoir M, Serre F, Cantin L, Ahmed SH. (2007) Intense sweetness surpasses cocaine reward. PloS One; 2: e698.
[1] Hormona segregada por el páncreas. Su labor es eliminar el exceso de azúcar en la sangre.
[2] Se refiere a enfermedades que impiden que el hígado funcione o evitan que trabaje bien.