En la ciudad como en el campo la mujer ha sido permeada por una discriminación sistemática en diferentes dimensiones. Desde falta de oportunidades, discriminación laboral, poco acceso al mercado, hasta violencia de género. El propósito de este artículo, como lo mencioné anteriormente, será mostrar el panorama de las mujeres rurales, dado que pueden ser caracterizadas como una de las poblaciones más vulneradas. Estas mujeres rurales han sido victimizadas por ser campesinas y/o por pertenecer a grupos étnicos, pero lo más crítico es que han sido víctimas de agresiones en el marco del conflicto por su condición de mujer (Las2Orillas, 2014). Es importante resaltar que las mujeres rurales, a pesar de ser victimizada de tantas formas, juega un rol determinante en la subsistencia de los hogares rurales, no solamente en las labores de cuidado, sino en las labores de producción. A manera de ejemplo, vale la pena resaltar que, “en Colombia y Perú las mujeres realizan entre el 25% y 49% del trabajo agrícola” (Ballara, Damianovic, & Parada, 2010)
Los resultados del tercer censo nacional agropecuario permiten tener un acercamiento a las condiciones de las mujeres rurales en el campo colombiano, tanto así que dedica un capítulo específico sobre este tema.
En Colombia, como se puede ver en la gráfica 1, el 26% de las unidades de producción agropecuarios (UPA) son encabezadas por mujeres, y el 12,6% están encabezadas por hombres y mujeres. Esta cifra contrarresta 61,4% perteneciente a UPA donde la toma de decisión es llevada a cabo por un hombre. La Tabla 1 permite entender la dimensión de estos porcentajes presentados anteriormente. Es importante resaltar que el 26% de las UPA encabezadas por mujeres representan un total 498.886 unidades.
Esto permite evidenciar, por un lado, el rol relevante que desempeñan las mujeres rurales como actrices en las tomas de decisiones del campo. Sin embargo, es evidente la existencia de una brecha de género asociada a la tenencia y toma de decisiones sobre la tierra. En Colombia los departamentos donde hay mayor presencia de UPA son Boyacá, Nariño, Cundinamarca, Cauca, Antioquia y Santander. Cómo se observa en la gráfica 2, si bien estos departamentos tienen la mayor presencia de unidades de producción agropecuaria encabezadas por mujeres, los porcentajes no son alentadores. Ninguno de estos se acerca a una cifra permita reflejar cierta igualdad de género en estas unidades, en ningún departamento este porcentaje se acerca al 50%.
Los resultados presentados en el tercer censo permiten evidenciar una realidad latente, y es que los problemas asociados al desarrollo del campo como acceso a educación, asistencia técnica, oportunidades laborales y productivas, entre otros, son críticos cuanto se discriminan las cifras por género. A manera de ejemplo, la gráfica 3, evidencia que existe una falencia en cuanto a acceso de maquinaria y tecnología, sin embargo, este problema se agudiza cuando hablamos de tierras donde son mujeres las que toman las decisiones de producción. Solamente el 10,4% de las UPA encabezadas por mujeres, tienen maquinaria necesaria para la producción.
Varios son los indicadores que muestran que las mujeres han tenido sistemáticamente que sobrellevar los problemas estructurales del campo de manera crónica. Ahora bien, uno de los elementos que es crucial en la Reforma Rural Integral (RRI) que se quiere implementar en el postconflicto, es el reconocimiento del rol de la mujer. El Acuerdo menciona respecto a la Reforma Rural Integral, que esta “reconoce el rol productivo y reproductivo de las mujeres y en esa medida su papel fundamental en el desarrollo y la economía rural y hará mayores esfuerzos para ellas y en la población más vulnerable para garantizarle condiciones de bienestar y buen vivir y para fortalecer sus formas de organización y producción.” (Gobierno Nacional – FARC-EP, 2016)
Eliminar las barreras en el campo para las mujeres, es reconocer su condición de mujer como pilar fundamental para el desarrollo del campo. Esto permitirá desarrollar las potencialidades que tienen ambos géneros en ánimos de lograr un desarrollo rural equitativo.
Bibliografía
- M., D. N., & P. S. (2010). Aporte de ingreso económico de las mujeres rurales a sus hogares. Chile.
DANE. (2016). Resultados tercer censo nacional Agropecuario. Hay campo para todos. Obtenido de https://www.dane.gov.co/files/images/foros/foro-de-entrega-de-resultados-y-cierre-3-censo-nacional-agropecuario/CNATomo2-Resultados.pdf
Gobierno Nacional – FARC-EP. (2016). ACUERDO FINAL PARA LA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO Y LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PAZ. Bogotá. Obtenido de https://www.mesadeconversaciones.com.co/sites/default/files/24-1480106030.11-1480106030.2016nuevoacuerdofinal-1480106030.pdf
Las2Orillas. (17 de 5 de 2014). El país de las 2’700.000 mujeres campesinas. Las2Orillas. Obtenido de http://www.las2orillas.co/el-pais-de-las-2700-000-mujeres-campesinas/