A raíz de los descubrimientos del petróleo y el auge financiero que experimentó la región desde los años 80, se ha generado un gran cambio en las dinámicas poblacionales de la región. En los últimos años ha habido un incremento en la población urbana, mayor al promedio del país. Se ha generado una movilización de la población rural hacia las zonas petroleras del Departamento, un aumento en la presencia de grupos armados (Guerrilla y Paramilitarismo) agudizado por el alto nivel de movilidad poblacional, con la llegada de muchos inmigrantes en búsqueda de oportunidades de trabajo, y por la riqueza producida por el petróleo. ”(Aguaitacaminos, 2000, p.44) y cambios en la estructura económica, que se ha movilizado del sector agropecuario hacia el sector petrolero.
Las regalías del petróleo le han generado al Departamento la posibilidad de hacer grandes inversiones en infraestructura y servicios públicos. Actualmente el Departamento cuenta por lo menos con algunas carreteras pavimentadas, puentes, plantas de electricidad, redes de agua, escuelas, centros de salud, alcantarillado etc, Lo que evidentemente ha permitido mejorar la calidad de vida de la población, sin embargo ha primado la tendencia por parte de los gobiernos locales a realizar de manera errática, grandes inversiones en infraestructura, sin hacer estudios previos y proyecciones a largo plazo. De hecho, ha primado la actitud cortoplacista de los alcaldes de hacer grandes inversiones en infraestructura, con el fin de dejar una huella en su periodo electoral, sin tener en cuenta la sostenibilidad y las inversiones en el largo plazo.
La competencia entre los distintos sectores de la economía en el Departamento es desigual, porque la oferta de empleos en el sector petrolero son fuente de dinero mas seguro y rápido, mientras que los trabajos de campo requieren de un capital inicial y un tiempo de espera mientras la inversión da frutos. Debido a esto la principal causa de movilización de la población hacia las zonas petroleras ha sido motivada por los sueldos que ofrece el sector petrolero, que en la mayoría de los casos son mayores al promedio del resto del país y la región. Esto ha perjudicado en gran manera al sector agrícola de la región, que se ha visto forzado a subir los salarios de sus trabajadores para disminuir los altos índices de rotación y poder competir con los sueldos de las petroleras. A esto se ha sumado el conflicto armado, que por lo general se vive de manera mas intensa en la zonas rurales que en las ciudades y ha motivado a los campesinos a desplazarse hacia las zonas urbanas, en búsqueda de nuevas oportunidades de empleo, dejando atrás y en desuso tierras productivas.
El esplazamiento de mano de obra del sector agrícola hacia el sector petrolero en los últimos años, crea una incertidumbre hacia el futuro del Casanare. El petróleo a pesar de generar grandes regalías para el Departamento y fuentes de trabajo, es un recurso no renovable, que por lo general dura hasta el agotamiento de los pozos petroleros, por lo que se constituye como una actividad no permanente en el tiempo. Sin embargo, parecería que el gobierno departamental no tuviese esto en cuenta a la hora de invertir las regalías, ya que la bonanza petrolera en vez de haber sido utilizada como una herramienta para proyectar el Departamento hacia el futuro y generar un desarrollo sostenible, ha hecho que el Departamento dependa cada vez mas de la actividad petrolera.
Es sorprendente que un Departamento históricamente dedicado al sector agropecuario, haya malgastado el dinero de las regalías en proyectos cortoplacistas en vez de invertirlo en infraestructura agrícola, sistemas de riego, carreteras o en proyectos que faciliten el acceso a crédito de los campesinos. Si la gobernación del Casanare no se preocupa en invertir en proyectos sostenibles, generadores de empleos y que le permitan a la región proyectarse en el largo plazo, cuando las empresas petroleras agoten las reservas de petróleo y se vayan del Departamento, todas las personas con empleos relacionados a esta actividad van a perder sus trabajos y no va a haber suficiente infraestructura en el sector agropecuario como para pensar en reubicarlos.
Bibliografia:
http://www.todacolombia.com/departamentos/casanare.html#1
Françoise Dureau y Carmen Elisa Flórez. Aguaitacaminos, la transformación de las ciudades de Yopal, Aguazul y Tauramena durante la explotación petrolera de Cusiana-Cupiaguia.