Orquídea de vainilla, vainas naturales aún sin su proceso de fermentación. Foto tomada de: Agencia UNAL.
Autor: Juan Esteban Nieto.
La vainilla es uno de los sabores y olores más conocidos e importantes del mundo en la industria gastronómica y cosmética, ¿quién no conoce la esencia de vainilla?, ¿quién oliéndola no ha querido probarla y en el proceso de hacerlo se ha arrepentido? Asimismo, se trata de un cultivo económicamente muy importante, pues es la segunda especie más cara – únicamente superada por el azafrán – cuya producción está concentrada principalmente en Madagascar, China y México.
El problema radica en que actualmente el 95% de ese aroma y saborizante es químico y desde hace más de una década grandes empresas de alimentos han manifestado el deseo de que ingredientes como la vainilla provengan de fuentes naturales (Silva, 2020). La demanda comienza a superar a la oferta y Colombia puede entrar a sacar provecho de esta industria en el mercado mundial.
Quizá pocos conocen que ese sabor y ese aroma proceden del fruto de una orquídea nativa latinoamericana. Este último dato conecta a la vainilla con Colombia, reconocida como el país con el mayor número de especies de orquídeas en el mundo, unas 4300 reportadas, de acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Universidad Nacional de Colombia (Silva, 2020). En el país se conocen 25 especies de orquídeas del género de la vainilla, de las cuales 21 son aromáticas, con potencial de comercialización bajo la etiqueta “vainilla nativa y silvestre”. El mercado de la vainilla se valoró en 1.434,51 millones de dólares en 2021 y se prevé que alcance los 1.956,09 millones de dólares en 2028. Se espera que crezca a una tasa compuesta anual del 4,5% de 2021 a 2028 (The Insight Partners, 2024). Ahora, ¿qué ha hecho Colombia para entrar a este mercado?
El auge de la vainilla en el Chocó
Fotografía: Archivo personal Nicola Flanagan. Tomada de: Revista Pesquisa Javeriana.
El departamento del Chocó, conocido por su riqueza natural y cultural, se perfila como una zona con gran potencial para la producción de vainilla bajo un sistema agroforestal. Este modelo no solo protege el medio ambiente, sino que también ofrece una fuente de ingresos sostenibles para las comunidades afrodescendientes de Bahía Solano. En esta región del Pacífico colombiano, los habitantes de dos corregimientos han adoptado el cultivo de vainilla como una forma de satisfacer sus necesidades económicas sin dañar la selva húmeda que los rodea.
Bahía Solano es una región de exuberante biodiversidad, pero históricamente ha enfrentado desafíos económicos y sociales. En respuesta, los habitantes han recurrido a la vainilla como un cultivo sostenible. La vainilla es altamente valorada en la gastronomía mundial, siendo uno de los sabores y aromas más demandados. La mayor parte de la producción global de esta especia proviene del noroeste de Madagascar, donde se cultiva y seca de manera artesanal, lo que involucra un trabajo arduo y sin químicos. A pesar de su gran demanda, el cultivo de la vainilla no ha mejorado significativamente la calidad de vida de los agricultores en países como Madagascar, quienes viven en condiciones precarias y enfrentan robos y violencia.
En Bahía Solano, las comunidades afrodescendientes, en colaboración con los Consejos Comunitarios El Cedro y El Río Valle, han desarrollado un enfoque agroforestal para el cultivo de la vainilla. Este sistema se basa en la conservación de la biodiversidad y el uso de prácticas agrícolas sostenibles. Las familias de los corregimientos cultivan vainilla junto con árboles frutales y otras especies, sin recurrir a fertilizantes o pesticidas artificiales. Este modelo multifuncional no solo protege el ecosistema local, sino que también genera una fuente de ingresos para la comunidad.
Las familias involucradas en el proyecto han plantado entre 300 y 800 plantas de vainilla en parcelas de hasta 20 hectáreas. Después de un año y medio de crecimiento, las plantas empiezan a florecer y, hasta 2021, se han recolectado más de 150 kilos de vainilla en bruto. La vainilla es curada por los mismos habitantes y luego vendida a empresas exportadoras a través del Consejo Comunitario, que compra la vainilla a las familias a un precio de USD $52 por kilo. Una pequeña parte de la producción también se comercializa en los supermercados colombianos (Buriticá, 2021).
El proyecto de vainilla en Bahía Solano, denominado «Vainilla, aroma a Chocó», ha sido una iniciativa resiliente frente a los desafíos impuestos por la pandemia del COVID-19. A pesar de la crisis sanitaria, la comunidad ha encontrado una oportunidad para consolidar su producción y fortalecer el proyecto con miras a convertirlo en una empresa colectiva entre los Consejos Comunitarios El Cedro y El Río Valle.
Conservación y sostenibilidad
Fotografía: Archivo personal Nicola Flanagan – Vainilla planifolia. Tomada de: Revista Pesquisa Javeriana.
El enfoque agroecológico es crucial para el éxito del cultivo de vainilla en Colombia. A diferencia de otros países productores, Colombia aún cuenta con polinizadores naturales para la vainilla, lo que reduce la necesidad de polinización manual, un proceso que aumenta los costos de producción. Además, la relación simbiótica entre la vainilla y los hongos micorrízicos es fundamental para el crecimiento saludable de las plantas. Estos hongos no solo ayudan en la germinación de las semillas, sino que también proporcionan nutrientes a las plantas adultas y las protegen de enfermedades.
El caso de la vainilla en Colombia no solo es un ejemplo de sostenibilidad económica, sino también de conservación ambiental. La colaboración con las comunidades locales es esencial para el éxito del proyecto. Estas comunidades han sido las guardianas de los bosques durante generaciones, y su conocimiento empírico complementa la investigación científica, creando un modelo de manejo comunitario y sostenible.
El cultivo de vainilla bajo un sistema agroforestal representa una oportunidad única para las comunidades afrodescendientes del Chocó. Este proyecto no solo protege el ecosistema local, sino que también ofrece una fuente de ingresos sostenibles y promueve la conservación de la biodiversidad. Con el apoyo de la investigación científica y la colaboración comunitaria, el futuro de la vainilla chocoana parece prometedor, tanto a nivel local como internacional. Este modelo puede servir de ejemplo para otras regiones de Colombia y el mundo, donde la producción sostenible y equitativa de vainilla puede ser una herramienta poderosa para el desarrollo económico y la protección del medio ambiente.
Referencias Bibliográficas:
Buriticá, A. (2021, 28 julio). La vainilla: un producto con el que Colombia florecerá. https://blog.croper.com/la-vainilla-un-producto-con-el-que-colombia-florecera/
Silva, J. C. G. (2020, 5 febrero). Vainilla silvestre en Colombia, más que aromas y sabores. Revista Pesquisa Javeriana. https://www.javeriana.edu.co/pesquisa/vainilla-silvestre-en-colombia-mas-que-aromas-y-sabores/
The Insight Partners. (2024, 17 junio). Mercado de la vainilla: mapeo competitivo y perspectivas estratégicas para 2028. The Insight Partners. https://www.theinsightpartners.com/es/reports/vanilla-market#:~:text=El%20mercado%20de%20la%20vainilla,5%25%20de%202021%20a%202028.