Me contó un poco acerca de su negocio, y también tuve la oportunidad de conocer su perspectiva acerca del Acuerdo de Paz y de cómo este afectará al campo colombiano, pero eso es tema para mi siguiente artículo (junto con otros que abordamos en la entrevista).
Enrique Puerto, nacido en el seno de una familia muy tradicional en Roncesvalles (Tolima). Estudió ingeniería agronómica en la Universidad del Tolima e inicio su labor profesional en la industria de los agroquímicos, pero debido a los constantes cambios en las dinámicas laborales, se desvinculó de la industria. Lo anterior no fue en vano ya que gracias a los contactos establecidos vio una oportunidad, junto con su socio principal, en la multiplicación de la semilla de papa. Surgió con la idea de crear en el territorio colombiano una zona aislada para este fin.
Pero esto no es algo nuevo en el continente. Uno de los socios de Enrique que trabajaba como contratista con McCain, estuvo presente en un viaje que se realizó a Argentina, pues en estas latitudes se manejan zonas exclusivas para la producción comercial de semilla de papa. Si bien la idea es replicada de Argentina, a la hora de la verdad la cosa cambia un poco porque se utilizan materiales de trabajo distintos, las condiciones de la tierra son distintas, y así mismo la papa en sí es distinta.
Enrique y su socio producen semilla especializada. Para producir esta semilla de la industria, el proceso requiere dos fases. La primera comprende las etapas previas de la semilla hasta que se convierte en un mini tubérculo. Todo inicia con semilla (élite o superélite) que se recoge para llevarla un laboratorio y una casa de mallas para producir meristemos. Cuando los meristemos se convierten en plántulas, son ingresadas en invernaderos para endurecerlas y que posteriormente produzcan tubérculos de tamaños pequeños que son los que se sacan a la segunda fase, la fase de campo.
En la segunda fase se siembran tres veces los mini tubérculos para poder cosechar la semilla, todo con supervisión del ICA. La primera siembra brinda lo que se conoce como semilla básica. En la segunda siembra se usa esa semilla básica para producir semilla registrada. De cinco (5) hectáreas de semilla registrada (250 bultos) es posible sacar alrededor de cuatro mil (4000) bultos de semilla certificada que es la que se transa con la industria.
En el país existen cerca de veinte (20) paperos que le producen a la industria (es un círculo pequeño y cerrado), y lo hacen bajo la modalidad de contrato a futuro. Esto conlleva toda una serie de riesgos debido a los fluctuantes precios, en especial de este tipo de cultivos. Sin embargo, la forma en que estos veinte (20) paperos mitigan parte de ese riesgo es realizar un análisis estadístico juicioso de los datos históricos que tienen disponibles. Los precios bajos juegan en contra del agricultor porque no le permiten cubrir con holgura sus costos y gastos. Pero el problema no acaba ahí, si al agricultor le va mal, entonces a toda la economía le va mal porque se reduce la generación de empleos, se reduce el consumo de bienes y se inicia una cadena de caídas, como si fueran fichas de dominó.
Ningún extremo es bueno, los precios altos también juegan en contra de agricultor porque, de acuerdo con Enrique, llegan los llamados agricultores paracaidistas o, en otras palabras, oportunistas que ven en los precios altos una oportunidad de negocio. Entonces mucha gente que no cultiva con regularidad y que ejerce oficios totalmente distintos le da por cultivar papa, lo que en un futuro próximo se traduce en un aumento de la oferta y por lo tanto en una reducción de los precios. Pero estos platos rotos no los pagan esos paracaidistas, sino el agricultor constante, el que ejerce este oficio como su actividad principal.
Toda la información utilizada para este artículo fue obtenida a partir de la entrevista telefónica realizada a Enrique Puerto en 21 de febrero de 2017.