Dentro de esta nueva corriente de pensamientos se ha mencionado que la generación conocida como Millennials, que son las personas nacidas entre las décadas de los ochenta y principios de los noventa, son los mayores detractores de este tipo de espectáculos. Contrario a esta corriente, un grupo de treinta jóvenes, todos entre los veinte y los treinta años de edad se idearon una corrida de toros cuyo nombre es La Corrida de la Independencia, y de la que ya han celebrado dos ediciones, la primera en el 2017 y la última a principios de agosto del presente año.
Estos jóvenes, entusiastas de la fiesta brava,se pusieron en la dispendiosa tarea de organizar esta corrida. La idea de llamar a la corrida bajo el nombre de Corrida de la Independenciasurgió de la historia nacional. El 29 de julio de 1810, nueve días después del grito de independencia, los próceres de la patria, entre ellos Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y Antonio Nariño, celebraron la independencia realizando corridas de toros en el territorio nacional[1]. Continuando con esta tradición de más de doscientos años, estos jóvenes ya han realizado dos ediciones de La Corrida de la Independencia. Con un marco ideológico establecido de por qué se iba a realizar dicho festejo taurino, estos jóvenes se propusieron a rescatar el papel del toro bravo colombiano en las corridas. Por lo cual, en su primera edición compraron la corrida a la ganadería de Mondoñedo, la ganadería insignia colombiana y probablemente la ganadería más fiera del continente americano. En la segunda edición se propuso un desafío entre tres ganaderías de la cabaña de toros colombiana. Manteniendo al toro bien presentado, peligroso y bravo como eje principal de la corrida, se escogieron a las ganaderías de Mondoñedo, Achury Viejo y Guachicono, que representan esos valores del verdadero toro bravo.
Con muchos puntos en contra,como la falta de experiencia laboral para gestionar un evento de tales magnitudes, el rechazo enfático de muchos sectores de la sociedad, como los movimientos animalistas y anti especistas y finalmente las fechas en que se han realizado los festejos, con todo esto en mente, se decidieron por hacer la corrida, apostando su capital, tiempo y entusiasmo en ello. Tradicionalmente la temporada taurina colombiana transcurre entre los meses de diciembre, enero y febrero, y el resto del año se celebran muy pocos festejos en el territorio nacional. Por el contrario, los meses de mitad de año son donde más corridas se realizan en la península ibérica y el sur de Francia. Por lo cual traer toreros españoles por esas fechas a Colombia es muy complicado. Sin embargo, para la primera edición lograron traer a Rafael Rubio “Rafaelillo”,y en la segunda a Alberto Lamelas. Ambos matadores de toros curtidos con las ganaderías más duras de España y de Francia, donde destacan las ganaderías de Cebada Gago, Dolores Aguirre, los míticos toros de Miura entre otros. Auténticos lidiadores que le plantaron cara y una lucha de poder a poder a lo mejor y más fiero de la cabaña de toros bravos colombiana.
Con una mezcla de la tradición cultural del toro en Colombia, apoyándose en su arraigo como tradición después del grito de independencia, y el rescate del verdadero toro bravo colombiano, estos jóvenes han logrado que la Corrida de la Independencia se vuelve una de los festejos taurinos referentes dentro del país y que cada vez se abre más nombre en la península ibérica. En épocas donde la fiesta brava está haciendo más atacada que nunca, los organizadores de la Corrida de la Independencia han demostrado que el toro bravo si interesa al público joven, que están dispuestos a luchar por esta tradición y que la mejor forma es dando más festejos con categoría.
[1]https://www.taurologia.com/imagenes/fotosdeldia/1672_ensayo__la_fiesta_de_toros_en_colombia.pdf