Ahora las consecuencias del cambio climático son tangibles para la sociedad y sus gobiernos como, por ejemplo, el fenómeno de la Niña de hace un año. Este le costó más de 11 billones de pesos al Estado colombiano por la inundación de numerosos cultivos de diferentes productores y por el daño que generó a miles de viviendas familiares.
Anteriormente, las consecuencias que provocaba el cambio climático solÃan presentarse como hechos aislados, mientras que ahora los desastres naturales son recurrentes y acechan la supervivencia del hombre en diferentes partes del planeta. Llegados a este punto, Colombia es un paÃs que está en riesgo por este monstruo que el hombre ha creado y en el largo plazo puede sufrir efectos sociales desastrosos si los sectores productivos del paÃs no asumen su responsabilidad dentro de su cadena de contaminación y no reducen su impacto de manera significativa. A pesar de que Colombia contribuye menos del 1% de la emisión mundial de CO2, desde 1990 se sitúa dentro de los 40 paÃses con mayor responsabilidad histórica del efecto invernadero. Sorprendentemente, la emisión de gases invernaderos del sector energético en nuetro paÃs es la segunda causa de contaminación, mientras que la deforestación y el uso de agroquÃmicos que involucran las prácticas agroindustriales, ganaderas y para la plantación de cultivos ilÃcitos es el factor que más responsabiliza a Colombia de su huella de carbono.
Ahora bien, es contradictorio que el sector agropecuario del paÃs se esté condenando a sà mismo a un futuro lleno de amenazas que promete altos costos y poca productividad. Según el último estudio del IDEAM sobre el cambio climático, si la temperatura de la Tierra crece por encima de 2°C, lo cual se pronostica para antes del 2040 y si se continúa con emisiones al ritmo actual, las precipitaciones de las regiones Caribe y Andina disminuirÃan hasta en un 36%, mientras que la precipitación aumentarÃa radicalmente en la Región PacÃfico. Asimismo, los fenómenos de la Niña y el Niño serán más recurrentes, los cuales desestabilizarÃan aún más el ciclo del agua y cambiarÃan la configuración bioquÃmica actual de los cultivos.
En efecto, en el mismo estudio, el IDEAM realiza investigaciones sobre la productividad de los cultivos transitorios, como el maÃz tradicional y el arroz de riego y los cultivos más importantes para la economÃa, como la palma de aceite, la caña de azúcar y el banano, frente al cambo climático que nos espera. En sÃntesis, la investigación concluye que para el año 2040, el rendimiento de la mayorÃa de estos cultivos disminuirá en un 30%, la demanda de agua para irrigación se incrementará cuantiosamente al tener un clima mucho más cálido y gran parte de la tierra agrÃcola podrÃa quedar improductiva a partir de varios procesos de salinización y desertificación. Además, en un escenario optimista, para este año la contaminación tendrá un impacto negativo del 1,3% sobre el PIB, y en un escenario pesimista tendrÃa una reducción del 2,3%. Asimismo, la FAO también ha denunciado otros efectos que esto podrÃa traer para el sector:
- SerÃa menos previsible el clima en general, lo que complicarÃa la planificación de las actividades agrÃcolas.
- PodrÃa aumentar la variabilidad del clima, ejerciendo más presión en los sistemas agrÃcolas frágiles.
- Los extremos climáticos –que son casi imposibles de prever- podrÃan hacerse más frecuentes.
- AumentarÃa el nivel del mar, lo que serÃa una amenaza para la valiosa agricultura de las costas, en particular en las islas pequeñas de tierras bajas.
- La diversidad biológica se reducirÃa en algunas de las zonas ecológicas más frágiles, como los manglares y las selvas tropicales.
- Las zonas climáticas y agroecológicas se modificarÃan, obligando a los agricultores a adaptarse, y poniendo en peligro la vegetación y la fauna.
- EmpeorarÃa el actual desequilibrio que hay en la producción de alimentos entre las regiones templadas y frÃas y las tropicales y subtropicales.
- Se modificarÃa espectacularmente la distribución y cantidades de pescado y de otros productos del mar, creando un caos en las actividades pesqueras establecidas de los paÃses.
- AvanzarÃan plagas y enfermedades portadas por vectores hacia zonas donde antes no existÃan.
Por último, según varios autores, los efectos del cambio climático pueden ser más agresivos para las economÃas campesinas o para los agricultores de subsistencia ubicados en ambientes frágiles que por lo general se ubican en paÃses en vÃas de desarrollo, como Colombia, donde se esperan grandes cambios negativos en la productividad. De este modo, hay preocupación por las áreas donde la agricultura de subsistencia es la norma, porque la disminución de tan solo una tonelada de productividad podrÃa llevar a grandes desequilibrios en la vida rural.
Actualmente, al paÃs están llegando soluciones que buscan revertir los daños causados a la biomasa, como programas de certificaciones ambientales y pagos por servicios ambientales a través de la responsabilidad social de algunas empresas o la cooperación por parte de algunos paÃses desarrollados , como Alemania y Suecia, entre otros. Por otro lado, existen varios programas de reforestación, como la iniciativa 20×20, acordada por toda América Latina, que para Colombia pretende restaurar 1 millón de hectáreas de bosques nativos para el 2020. El programa busca recuperar una gran parte del suelo colombiano para que luego tenga un uso sostenible, como la ganaderÃa silvopastoril, cultivos de sombra o programas de agro y de ecoturismo. Además, hay optimismo por esa iniciativa, pues hay un gran portafolio de inversionistas con recursos financieros cercanos a 1.15 miles de millones de dólares para llevarla acabo y el beneficio neto de toda la iniciativa en América Latina podrÃa ser de 23 miles de millones de dólares en un margen de 50 años. Sin embargo, estos programas no son suficiente para acabar con la emisión de gases que aumentan la temperatura de planeta; pues si el desarrollo económico del paÃs sigue basándose en planes extractivistas de hidrocarburos, de agroindustrias que deforestan y monocultivos que contaminan las fuentes hÃdricas, el paÃs dificilmente podrá contribuir a detener el triste panorama y comprometerá aún más el futuro de sus próximas generaciones. De este modo, es urgente hacer una transición hacia prácticas agrÃcolas sostenibles que pongan por encima los términos sociales y ambientales sobre los económicos. No podemos seguir dependiendo de cooperación internacional y de programas de responsabilidad social, es necesario un cambio estructural de nuestra economÃa y nuestra sociedad. Es ahora o nunca.
BibliografÃa
Efectos del Cambio Climático en la agricultura. (2012). IDEAM. Web. Recuperado de http://www.ideam.gov.co/documents/21021/21138/Efectos+del+Cambio+Climatico+en+la+agricultura.pdf/3b209fae-f078-4823-afa0-1679224a5e85
Los efectos del cambio climático en la seguridad alimentaria de Latinoamérica. (15 de agosto de 2016). Revista Dinero. Web. Recuperado de http://www.dinero.com/economia/articulo/los-efectos-del-cambio-climatico-en-la-seguridad-alimentaria-de-latinoamerica/228733
Ruiz, J.P. Restaurar, una opción económica y ecológica. (01 de Noviembre de 2016). El Espectador. Web. Recuperado de http://www.elespectador.com/opinion/restaurar-una-opcion-economica-y-ecologica
El desarrollo del campo colombiano no debe agotar los recursos naturales. (27 de Octubre de 2016). Web. Recuperado de http://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/el-desarrollo-del-campo-colombiano-no-debe-agotar-los-r-articulo-662628
Primer Informe Bienal. (2014). IDEAM. Web. Recuperado de http://documentacion.ideam.gov.co/openbiblio/bvirtual/023422/Primer_Informe_Bienal.pdf