“En un país como Colombia, los factores generadores de violencia solo se pueden combatir con proyectos que generen nueva riqueza, construyan capital social, tengan rentabilidad y sean sostenibles en el tiempo. Así lo ha creído Indupalma, empresa pionera en el cultivo de palma de aceite en Colombia, cuya plantación está en San Alberto, un municipio de la región conocida como el Magdalena Medio, donde la violencia se ha vivido desde hace muchos años.”
Rubén Darío Lizarralde Montoya
La compañía se ha dedicado, a través de los años, a la producción y comercialización de un producto que para la época era una de las apuestas más riesgosas de la agroindustria; ya que el café estaba en boom y se mostraba como el fruto predilecto de la economía del país. Indupalma, por su parte, se dedicó a al cultivo de palma africana, la extracción de aceites y sus derivados, la producción de semillas hibridas, polen y plántulas. Sin embargo, no cabe duda de que el producto estrella de la compañía fue y es el aceite de palma; producto altamente demandado por diversas industrias del mercado como la industrial, farmacéutica, energética, alimenticia, entre otras.
Durante sus inicios, en las décadas de los 60 y 70, la empresa pudo evidenciar años bastante exitosos en los cuales se mostraba como un referente a nivel nacional por su evolución y desarrollo, pues contaba con la mejor planta extractora de todo el continente. Adicionalmente, la compañía contaba con alrededor de 2000 empleados y llegó a la cifra record de 5000 hectáreas plantadas de palma. No obstante, durante la década de los 80 y hasta mediados de los 90 la empresa cayó en una serie de problemas que dificultaron su competitividad y pusieron en duda la viabilidad del negocio de la palma en el país. Los problemas enfrentados en la compañía por alrededor de 20 años tuvieron que ver con las numerosas huelgas del sindicato y el secuestro del gerente general de la época por parte del M-19. Estos hechos obligaron a que la empresa firmara un acuerdo en el cual garantizaba una serie de mejoras en las condiciones laborales de los empleados. Este acuerdo condenó a la firma a una ineficiencia económica, pues el 84% de los ingresos se estaban gastando en obligaciones laborales.
Finalmente en 1994, luego de una serie de años que dificultaron el desarrollo óptimo de la empresa, se tomó la decisión de nombrar como gerente general a Rubén Darío Lizarralde. Cabe resaltar que en el estado crítico en el que se encontraba Indupalma era muy probable que la empresa no pudiera salir adelante y se tuviera que acoger a un proceso de liquidación. Sin embargo, con una serie de decisiones acertadas, el nuevo gerente general le terminaría dando la vuelta al futuro de la compañía.
Indupalma necesitaba de un modelo ingenioso que pudiera revertir su situación. El Dr. Lizarralde creó un plan en el cual potencializó el desarrollo de la empresa mientras vinculaba a habitantes del área activa, logrando relacionarse con la población del Cesar. Con estas Cooperativas de Trabajo Asociado se logra generar un modelo de emprendimiento que lleva a que las personas tengan la oportunidad de convertirse en dueños de terrenos dentro de los cuales Indupalma actúa como socio con el fin de comprarles los frutos de la palma. Con este modelo de trabajo la empresa logró incrementar su productividad creando conciencia entre sus empleados quienes entraron en una nueva política de disminución de tiempos muertos y de estar vinculados como factores clave en la consecución de metas de tipo económico y social.
Con el fin de lograr una mayor actividad financiera, y a la vez establecer relaciones perdurables con los campesinos pertenecientes a las regiones donde se ubicaba la empresa, se crearon las Unidades Autónomas Empresariales. Por medio de un proceso de estructuración de proyectos y una alianza entre el sector público y el sector privado los trabajadores podían convertirse en socios del negocio. Indupalma le ofrecía al campesino ser parte del programa donde entraría con un terreno de 10 hectáreas listas para la producción. De las 10 hectáreas, 6,5 estarían destinadas a la plantación de palma mientras que los 3,5 restantes serían de uso libre para satisfacer las necesidad básicas de cada uno. El gobierno les entregaba un crédito blando (40%) y alguna entidad bancaria les entregaba el otro crédito (60%) para financiar el terreno. Adicionalmente Indupalma firmó un contrato con ellos convirtiéndolos en proveedores de la fruta por mínimo 28 años para así lograr satisfacer la demanda creciente por parte del mercado nacional e internacional.
Por lo tanto el papel que juega Indupalma dentro del proyecto es muy valioso. Esta se encarga de administrar, operar y divulgar el programa dentro de los distintos lugares donde se ubica. A su vez, la empresa ofrece asesorías financieras, comerciales y judiciales para colaborarle a la población y nuevos socios de la empresa con sus necesidades y dudas. Actualmente se han visto más de 1300 personas involucradas, al igual que más de 500 familiar que cuentan con la titularidad de las tierras por parte de este proyecto.
Este proyecto impulsado por Indupalma, el gobierno y demás entidades del sector privado ha servido como referente para otros organismos y empresas en distintos países de la región. Este esquema ha logrado convertirse en un negocio ideal para todas las partes. Por un lado la empresa se ha visto inmensamente beneficiada al evidenciar la duplicación de la frontera productiva y su capacidad, el incremento en producción de un +78%, el aumento de la productividad en un 60% y la generación de nuevos proyectos e inversiones. Por otro lado, entre los beneficios de los campesinos/proveedores encontramos que se aseguraron una venta de la producción durante mínimo 28 años, generaron 1800 empleos directos y 3600 indirectos, gozaron de programas educativos en temas financieros, administrativos, agronómicos y demás, se crearon más de 30 cooperativas de trabajo. Y por último, la comunidad se benefició al asegurar el mejoramiento de las condiciones de vida de los beneficiados, también se disminuyó el hurto y el homicidio en los municipios donde se ubican los proyectos y se crearon lazos sociales fuertes mediante el fortalecimiento del tejido social.
De esta manera se logra sembrar el camino para desarrollar un crecimiento económico sostenible. Este tipo de negocios son aquellos que se deben estar discutiendo en la Habana para guiar el futuro del país en donde todos los actores involucrados al campo colombiano tengan la oportunidad de salir de la miseria y se vuelvan entes productivos de las sociedad. Este modelo puede llegar a implementarse en cualquier tipo de negocio de la agroindustria. Así bien, servirá inclusive para los excombatientes que estarán desempleado en marzo, al finalizar la guerra.
@SanVasquezG
Bibliografía
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