Cuando iba de camino, pensaba que sólo iba a encontrar cortes exclusivos y costosos, pues el punto de venta está ubicado en la zona G; un exclusivo sector al norte de Bogotá, entre las carreras 4 y 9 y las calles 66 y 72, reconocido por su gran variedad gastronómica.
Sin embargo, cuando llegué a la carnicería La Nacional, en la diagonal 70ª con carrera 4, me llevé una gran sorpresa. Primero que todo, los precios eran inferiores a los de cualquier supermercado de la zona y el servicio era muy bueno. Segundo, había una gran variedad de carnes y se podían encontrar cortes nacionales e importados de res, cerdo y cordero. A parte de carnes, ofrecían embutidos, productos lácteos, salsas, ajíes y toda serie de vinos internacionales y cervezas artesanales. Así mismo, contaban con almuerzos como sándwiches, tapas, hamburguesas y, por supuesto, carnes de excelente calidad.
En cuanto al servicio, quedé muy satisfecho pues los empleados fueron amables y tenían toda la disposición para resolver mis inquietudes. A diferencia de los empleados en los supermercados, en La Nacional, los trabajadores interactúan permanentemente con el cliente informándole sobre las características del product que está llevando, posibles recetas y promocionan algunos nuevos productos que hay en la tienda. En pocas palabras, el carnicero educa al cliente explicándole por que la carne es blanda, si tiene capa de grasa o no, si tiene marmoleo, etc. A mi parecer, el valor agregado de La Nacional está en el hecho de educar al cliente, es decir, entablar una conversación para poder brindarle sugerencias sobre los tipos de corte que va llevar o poderle recomendar salsas o pimientas que complementen su compra.
Adicionalmente, la carnicería presta diferentes servicios como el alistamiento del lomo al trapo o la preparación de carnes de hamburguesa con las combinaciones que el comprador desee. Igualmente, cualquier corte que se compre se entrega empacado al vacío, lo cual prolonga la vida útil y permite una maduración más rápida de la carne, aumentando significativamente su calidad.
En mi opinión, además de ser una carnicería admirable, es una gran oportunidad de negocio pues hemos ido perdiendo la tradición de visitar las carnicerías y comprar la carne a nuestro gusto. Además, como ya lo mencioné anteriormente, ir a los supermercados se ha vuelto un dolor de cabeza; ya sea porque no está el carnicero que atiende, porque nos prestan un mal servicio o porque no están disponibles los cortes que buscamos y simplemente terminamos comprando carne en bandeja, la cual tiene un mayor precio y una menor calidad.
Como lo dice su eslogan, La Nacional es “Una carnicería de pueblo con carne gourmet”. Un concepto nuevo, en donde se venden cortes poco comunes, productos artesanales y se brinda una experiencia alrededor de la carne. Personalmente, me gustó poder disfrutar de una cerveza Chelarte y un delicioso sándwich de burrata mientras esperaba que mis cortes estuvieran listos; así el proceso de compra de carne deja de ser el momento más aburrido y demorado en el supermercado, para convertirse en una nueva experiencia. Por esto, invito a todos los amantes de la carne, como yo, a visitar La Nacional y a aprender un poco sobre los productos que estamos comprando.