Colombia es un país tradicionalmente de vocación agropecuaria, con una frontera agrícola de 40 millones de hectáreas. El país posee un potencial promisorio debido a sus 22 millones de hectáreas disponibles para cultivos, de esta extensión tan solo son usadas en producción de alimentos de origen vegetal alrededor de 4.8 millones de hectáreas. Teniendo en mente la basta cantidad de tierra disponible para producción de alimentos en el país, que supera por un amplio margen la extensión de países lideres de la industria como Holanda, es claro que Colombia puede llegar a convertirse en uno de los líderes en producción de alimentos del mundo.
En cuanto a producción ganadera, según el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) del total de la frontera agrícola son usadas en promedio 35 millones de hectáreas para producción de alimentos de origen animal, predominando en el territorio nacional la producción bovina extensiva, con un hato o inventario ganadero de alrededor de 27 millones de reses para el año en curso, el 68,2% del total de las reses en el país se encuentran concentradas en 10 departamento, siendo Antioquia el principal productor bovino con el 11,3% del total.
La FAO asegura que el 80% de la cantidad de alimentos que se necesitarán en el año 2050 deberán ser producidas como resultado de un aumento considerable en la productividad y no en la expansión de las fronteras agrícolas, se estima que, de la totalidad de los alimentos demandados para dicho año en cuestión, tan solo el 20% corresponderá a nuevas áreas. Esta situación propone un reto fundamental para el campo colombiano, que actualmente posee cifras paupérrimas de producción agrícola y ganadera en comparación con países de la región. En ganadería la cifra es alarmante, mientras países como Brasil logra poseer en la mayor parte de su territorio una carga promedio competitiva, en el territorio nacional el promedio de carga es de tan solo 0,6 cabezas por hectárea, lo que pone en una clara ventaja la producción extrajera.
Si bien es claro que esta situación propone un enorme reto y una enorme oportunidad para el campo colombiano, es fundamental como primer paso entender las razones del porqué es tan bajo el promedio de carga por hectárea en el país. La capacidad de carga de la tierra varía según la zona, dependerá del régimen de lluvias, la calidad de los forrajes, el nivel de tecnificación y la edad de los animales. En el caso particular del caribe colombiano la mayoría de los departamentos que componen esta zona ven afectado su nivel de productividad principalmente por el régimen de lluvias que limita el crecimiento de las pasturas. Estas zonas llegan a experimentar en promedio 8 meses de sequía o verano, que son caracterizadas por deficiencias en la oferta de forrajes, lo que obliga a mermar considerablemente la carga animal por finca.
Asimismo, uno de los factores limitantes para el aumento de la productividad en el territorio nacional es la falta de tecnificación e implementación de tecnologías en el campo. Debido al comportamiento del precio del dólar y otros aspectos exógenos los insumos y la producción tecnificada llega a ser altamente costosa, a tal punto que los costos de producción llegan a destruir cualquier margen de ganancia. Uno de los ítems con mayor peso para la producción tecnificada es el alto costo de la energía rural, el cual limita por ejemplo las posibilidades de implementación de sistemas de riego con el uso de energía convencional, debido a que los márgenes de utilidades no compensan los costos de la energía.
Modelo productivo con energías renovables.
Al conocer que las principales limitantes para la productividad ganadera de la región del caribe colombiano son la ausencia de lluvia y la falta de tecnificación de los predios, como alternativa ha surgido un nuevo modelo que integra diferentes procesos y tecnologías con la finalidad dar solución a dichas problemáticas. Estos procesos vienen siendo desarrollados por ganaderos de las regiones con extensiones entre 5 y 20 hectáreas, donde se estima que la carga animal podría aumentar hasta 10 veces con una inversión altamente redituable.
Este modelo productivo emplea energía renovable producida por medio de paneles solares con la finalidad de no incurrir en costos provenientes por el consumo de energía eléctrica convencional. Básicamente, en este modelo se produce energía con los paneles solares que alimentan las bombas sumergibles utilizadas en pozos profundos, para de esta manera irrigar entre 5 y 20 hectáreas según la capacidad de dichos pozos.
Para iniciar este proyecto se debe contar con un pozo profundo que provea el agua, en el caso de no contar con el mismo se deben realizar los estudios geo eléctricos para encontrar los acuíferos, con un costo de alrededor de 3 millones de pesos. Luego de definir el sitio adecuado para realizar la perforación, esta tendrá un costo en promedio de 360 mil pesos por metro perforado con utilización de tubería en 8 pulgadas, la profundidad del pozo puede varias enormemente según la zona, normalmente estos pozos tienen una profundidad entre 50 y 100 metros para la zona del caribe colombiano. Como paso siguiente se debe adquirir la bomba de tipo lapicero, que sus caballos de fuerza dependerán de la cantidad de tierra que se pretende irrigar, esta tiene un costo de entre 5 a 20 millones de pesos.
Finalmente, se integran como fuente de alimentación del sistema los paneles solares, para un sistema de riego destinado para 20 hectáreas se necesitarían alrededor de 65 paneles solares con un costo estimado de 550 mil pesos por unidad. Este sistema de riego al ser implementado en áreas de 5 a 20 hectáreas debe ir acompañado de la utilización de sistemas de pastoreo rotacional intensivo, desarrollando entre 20 y 40 potreros para manejar cargas altas de volumen animal con periodos largos de descanso de la tierra.
La implementación desde cero de este tipo de proyectos para una extensión de tierra de 20 hectáreas tiene un costo aproximado de 150 millones de pesos, sin tener en cuenta el costo de la tierra en sí, pero al implementar este proyecto y tener la posibilidad de realizar un riego constante en la época de verano de hasta 8 horas por día la productividad de las fincas se dispara. Con este proyecto se estima que se pueden llegar a cargas de hasta 10 animales por hectárea de 250 kilos, para en un periodo de 8 a 10 meses sacarlos al mercado con un peso de alrededor 450 kilos.
De igual forma este es un proyecto adaptable a ganadería lechera doble propósito, donde se estima que se pueden llegar a cargas entre 6 y 7 vacas por hectárea en ordeño permanentemente, con producciones promedio de 9 a 12 litros sin suplementación y destetando terneros de 180 kilos en 9 meses, es decir produciendo leche y crías optimas. Es claro que este tipo de proyectos son la ruta adecuada para aumentar la productividad en la producción bovina del país, el reto resulta en como facilitar que el pequeño y mediano productor acceda a estas tecnologías.
Referencias
- Ica.gov.co. 2021. Instituto Colombiano Agropecuario – ICA. [online] Available at: https://www.ica.gov.co/areas/pecuaria/servicios/epidemiologia-veterinaria/censos-2016/censo-2018.aspx> [Accessed 2 September 2021].
- Noticias ambientales. 2021. Colombia: ¿Existe y es viable la ganadería sostenible?. [online] Available at: <https://es.mongabay.com/2017/12/colombia-existe-viable-la-ganaderia-sostenible/> [Accessed 2 September 2021].
- Finagro.com.co. 2021. El momento del Agro | Finagro. [online] Available at: <https://www.finagro.com.co/noticias/el-momento-del-agro> [Accessed 2 September 2021].