Se ha encontrado que a estos jóvenes les aborrecen los trabajos en agricultura pues existen ciertas condiciones como los lugares de trabajo, que son lejos y apartados, la industria que no es dinámica, entre otros que hace que estos trabajos no sean atractivos. Por el contrario, los trabajos en consultorÃa, bancos o en emprendimientos tienen elementos que les llaman más la atención como sectores dinámicos, vida en las ciudades, mejores salarios entre otros que llevan a que prefieran este tipo de trabajos. En el caso mÃo, mi perspectiva siempre ha sido opuesta a estas tendencias. Desde pequeño he sentido una pasión enorme por la agricultura y todos los mundos que esto incluye que me han llevado a la determinación de dedicarme a esta vocación.
En el caso de mi familia, siempre hemos estado conectados a la agricultura por el lado de mi mamá. Mi abuelo siempre fue un hombre apasionado por este sector. El, logró desarrollar tres negocios. El primero, fue a principios de la década de los ochentas cuando compró una finca en la sabana de Bogotá para cultivar rosas, claveles y mini claveles. El siguiente negocio fue desarrollar una finca lechera también en la sabana de Bogotá y finalmente una finca en el norte del Tolima donde cultivó diversos cÃtricos y aguacate Lorena. Gracias a que el abuelo tenÃa varias fincas, todos los fines de semana desde que era pequeño hasta el último año de bachillerato, visitaba las fincas para trabajar. Desde ese momento, se fue cultivando dentro de mà la pasión por el agro y la idea de que, de una forma u otra, siempre habrÃa algún aspecto de mi vida que estarÃa ligado al campo.
Cuando llegó el momento de entrar a la universidad, no estudié ingenierÃa agronómica, sino que me decidà por estudiar administración en la universidad de Los Andes, pues pensaba que, a pesar de que tenÃa un amor muy grande por la agricultura, tenÃa la noción de que el trabajo y la empresa agrÃcola eran de muy bajos rendimientos financieros, desagradecidos y de alta incertidumbre pues al fin y al cabo, toda la inversión y el capital en los proyectos agrÃcolas estarÃa bajo la disposición del sol y el agua y eso hacÃa todo muy difÃcil. Pero hoy, gracias a que estudié administración, me di cuenta de lo que realmente querÃa ser en la vida y lo que no querÃa ser. Me di cuenta que el trabajo de oficina jamás iba a ser para mà y que nunca podrÃa vivir dentro de la ciudad, que lo que yo querÃa ser, era agricultor.
Gracias a esta disposición, siempre estaba atento a leer artÃculos de agricultura, sobre cultivos y asà me fui dando cuenta que habÃa personas en este mundo que habÃan sido tremendamente exitosos en este sector. En ese momento, conocà a personas exitosas en el campo de la agricultura como el caso de Juan Carlos Hannaford, que es el dueño de la empresa más grande de cultivos de flores para exportación. Empezó con una hectárea hace más de treinta años y al dÃa de hoy tiene más de seiscientas para cultivar flores. Por otro lado, conocà a Juan Carlos Gómez, un empresario agrÃcola que ensayó cultivando mangostino y rambután para exportar con un éxito tremendo. Con estos ejemplos en mente, decidà emprender en agricultura pues entendà que uno no deberÃa trabajar por su sueño, sino en sueño como tal. Por lo cual, hoy en dÃa, en sociedad con Juan Carlos Gómez establecimos unos cultivos de rambután y mangostino para vender en los mercados internacionales. En las columnas que vienen, estaré hablando de mi experiencia cultivando y los retos a los que me he enfrentado, para que el EEElector tenga una mejor imagen de como es este sector agrÃcola realmente.
[1] http://www.humanosphere.org/basics/2014/04/surprise-surprise-young-people-dont-want-stay-farms/