Ana Carolay Vélez. Propietaria de Verde Mediterráneo
Personalmente he sido bastante crítico de las políticas asistencialistas y paternalistas que suelen presentarse con tanta frecuencia como lo son los rescates financieros al sector cafetero y el manejo de subsidios sin rigurosidad. Por tal motivo, en este artículo quiero compartirles el emprendimiento Verde Mediterráneo. Un caso de éxito en el que se vislumbra cual debe ser la política pública para potencializar el campo colombiano.
Verde Mediterráneo es una empresa de cultivos hidropónicos, particularmente de lechuga crespa, creada por Ana Carolay Vélez. Tuve la oportunidad de visitar directamente el cultivo en el municipio de Tabio, Cundinamarca. Un proyecto desarrollado en 2 fanegadas del cual estoy gratamente sorprendido.
Al llegar al cultivo fui recibido de manera calurosa por su propietaria. Ella se encontraba en su overol rojo y botas de caucho desde muy temprano realizando las actividades de cosecha, riego y mantenimiento del cultivo. Pues como ella misma lo reconoce, su proyecto agrícola “es un trabajo de domingo a domingo”.
Fotografía del autor. Invernadero de Verde Mediterráneo.
Como se puede observar en las imágenes, la lechuga es cultivada bajo invernadero mediante el sistema de hidroponía[2]. Sin embargo, antes de hablarles sobre el cultivo tal y como yo lo conocí, debo relatarles la historia de cómo empezó este emprendimiento.
A finales del 2015, Ana Carolay Vélez, profesional en mercadeo, estaba buscando alternativas con las que pudiera salir adelante. El sector agropecuario no era desconocido para ella debido a que estuvo vinculada laboralmente a la bolsa mercantil de Colombia por más de 10 años. Fue en ese momento que se apasionó por el cultivo bajo invernadero con hidroponía. Explorando las alternativas que el clima de la sabana le permitía cultivar, comienza en el 2016 un proyecto piloto con 11.000 plantas de lechuga crespa.
Gracias a este pequeño piloto logró adquirir todo el conocimiento de primera mano sobre el montaje de todo el sistema hidropónico, la producción y las distintas modalidades de comercio. Finalmente, aunque los resultados fueron positivos, Ana Vélez pensó que podía crecer mucho más y tener mayores oportunidades. Para cumplir tal propósito debía buscar fuentes de financiación con las que pudiera realizar tales proyecciones.
Para realizar un montaje de un cultivo de mayores dimensiones era necesaria una inversión inicial bastante alta. Buscando entre las posibilidades para obtener estos recursos se direccionó por entidades con las cuales acceder a capital semilla. Es decir, una financiación inicial (con fondos que no deben ser devueltos) cuyo propósito es materializar un emprendimiento.
Fotografía del autor. Montaje del cultivo bajo el sistema hidropónico.
Es así como la historia nos lleva a Fondo emprender. Un fondo de capital semilla creado por el Gobierno Nacional adscrita al Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, el cual es administrado por esta entidad y cuyo objeto exclusivo es financiar iniciativas empresariales.
Sin embargo, los recursos disponibles en este fondo son limitados para la cantidad de emprendimientos que solicitan capital semilla. Por eso, el proceso para recibir tales recursos es riguroso.
En aras de maximizar la buena destinación de los recursos provenientes del erario, Fondo Emprender busca que efectivamente estos recursos le sean asignados a los emprendimientos que tengan mayor potencial en la consolidación de ideas de negocio en verdaderas empresas y que en el transcurso de ese proceso se apoye el empleo y amplié la protección social.
Fotografía el autor. Producto final con la marca Verde Mediterráneo.
En julio de 2017 ocurrieron unas reformas a los requisitos para postularse a las convocatorias de Fondo emprender. Fue en ese momento que Ana Carolay Vélez decidió formalizar su postulación específicamente a una convocatoria regional mujeres apoyada también por la Gobernación de Cundinamarca.
Presentarse era sinónimo de estructurar formalmente un plan de negocios. Es decir, darle viabilidad a una idea con investigación y buena gerencia que permita cumplir con el objetivo especifico de formalizar empleos. Son múltiples los factores que determinan que el emprendimiento sea beneficiario del capital semilla. Entre esos encontramos el compromiso con: 1) la creación especifica de un número de empleos, 2) unos indicadores en producción, 3) unos indicadores en rentabilidad, sostenibilidad, en ventas. 4) un buen manejo administrativo que incluye una planeación presupuestal detallada.
Si bien, la mayoría de las convocatorias se realizan para todo tipo de emprendimientos sea de productos o servicios, hay otros requisitos esenciales trasversales a todas las convocatorias que deben ser tenidos en cuenta en el plan de negocios. Por un lado, es indispensable que el producto o servicio haya sido validado en el mercado y adicionalmente que exista un componente de innovación.
En el caso especifico de Verde Mediterráneo, evidenciamos que el proyecto piloto llevado a cabo eran credenciales suficientes para acreditar la experiencia y la viabilidad del producto. Por otro lado, como componente de innovación evidenciamos el uso de la hidroponía, sistemas de riego inteligentes manejados desde una aplicación vía Wi-Fi y todo el sistema productivo basado en la reglamentación del ICA en Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). Unas prácticas que le permiten ser responsables con el medio ambiente, con los trabajadores y con el producto.
Fotografía del autor. Reservorio donde es acumulada el agua lluvia recogida por el invernadero de Verde Mediterráneo.
De forma que este emprendimiento desde su estructuración fue concebido como un proyecto sostenible y altamente competitivo. El trayecto no fue nada sencillo y requirió dedicación y horas de trabajo conjunto con los gestores de Fondo Emprender. Eran estos los encargados de direccionar los emprendimientos en el cumplimiento del reglamento del fondo semillero.
Sin embargo, ser beneficiaria era tan solo el segundo paso. Una vez son desembolsados los recursos a través de una fiduciaria y legalizado el contrato viene la última fase correspondiente a la ejecución de proyecto. Para ello, Fondo Emprender asigna una interventoría que dará seguimiento y acompañamiento a la puesta en marcha de emprendimiento. Todo con el propósito de evaluar los indicadores de gestión y ejecución de los recursos asignados.
Durante esta etapa, Ana Carolay Vélez logró ejecutar su plan de negocio a cabalidad con resultados satisfactorios. Su proyecto genera 5 empleos formales, tiene capacidad de 33.000 plantas de lechuga crespa y cumple con las políticas de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). Ya fue notificada con concepto favorable que los recursos que recibió van a ser condonados y sólo está a la espera de la resolución que lo ratifique.
La dedicación, la buena gerencia y el talento de Ana Carolay Vélez la hacen seguir soñando con proyectar su empresa mucho más. En el corto y mediano plazo aspira en pasar de 3 naves[3] a 9 con lo que triplicaría su producción. Adicionalmente prevé implementar tecnología de paneles solares para alimentar el sistema de riego. Ahora que su proyecto ha alzado vuelo con el capital semilla, le corresponde a ella elaborar los planes futuros.
No obstante, el SENA seguirá prestando un acompañamiento al proyecto el cual se denomina “fortalecimiento empresarial”. No solamente se han encargado de otorgar los recursos de capital semilla, sino que posterior a eso sigue una serie de capacitaciones a nivel empresarial para el emprendedor se refuerce en temas de planeación estratégica y de gerencia.
Este caso nos demuestra que el Estado puede promover políticas públicas eficientes que impulsen el agro colombiano, pero debe direccionar sus recursos limitados bajo el concepto de inversión y no subsidios. Es decir, que todos los recursos deben generar una retribución social que se mantenga en el tiempo. La creación de empresa y el empleo formal son contribuciones que generan desarrollo y mejoran definitivamente la vida de las personas.
[1] Estudiante de derecho y administración de la Universidad de los Andes.
[2] La Hidroponía es un método de cultivo industrial de plantas que en lugar de tierra utiliza únicamente soluciones acuosas con nutrientes químicos disueltos, o con sustratos estériles (arena, grava, vidrio molido…) como soporte de la raíz de las plantas.
[3] Las naves son los módulos verticales donde se arma el sistema hidropónico.