Se encuentra ubicado en el mar de Tasmania, su vecino más cercano está a 2 mil kilómetros de distancia y su principal actividad económica es la industria agrícola, la que está comprendidas por: producción de lana, leche, carne, flores, peces y frutas. Este país en los últimos años ha sido altamente reconocido por su productividad y competitividad en la industria lechera del mundo. Pasó de proveerle únicamente leche a Inglaterra y sus colonias a suplir un mercado para casi cien millones de personas. Julián Ramírez, egresado del programa de MBA en el 2004 de la Universidad de los Andes y experto en temas agrícolas, vive ahora en este país y tendremos la oportunidad de conocer su experiencia como actor en esta industria y su opinión sobre cómo el sector lechero en Colombia puede mejorar su eficiencia y productividad.
En Nueva Zelanda la leche y sus derivados es una actividad que representa casi el 21 por ciento del total de sus exportaciones, tienen el 0,8 por ciento de las vacas que hay en el mundo, produce únicamente el 1,5 por ciento de la producción mundial de leche, sin embargo, participa con el 24 por ciento de las exportaciones mundiales de productos lácteos. La pregunta que puede surgir a partir de estas cifras es: ¿Cómo un país tan pequeño puede llegar a estos niveles de eficiencia y productividad, sobrepasando a países con mejores recursos naturales, territorio y capacidad; como es en el caso concreto de Colombia?
Hasta mitades del siglo XX la corona inglesa era el comprador único de la producción de leche y sus derivados del país oceánico, pero su ingreso a la Unión Europea lo obligó a suspender las relaciones comerciales con este país. Fue a partir de este hecho que todos los productores de leche replantearon sus estrategias de producción e ingreso a otros mercados internacionales, debido a que el consumo interno no solo no sobrepasaba el 10 por ciento del total producido, sino también sus altos precios que no los hacían competitivos en relación al mercado internacional. El gobierno a partir de este acontecimiento tomó armas en el asunto a través de la provisión de subsidios económicos a los productores, para que pudieran competir en el mercado internacional. A pesar que fue una política donde muchos de los productores se sentían cómodos, debido a que el riesgo en las pérdidas era muy bajo, en 1984 se decidieron suspender unánimemente los subsidios para planear y ejecutar estrategias que les permitieran llegar a ser competitivos de “verdad verdad”. Esto se logró a través de cooperaciones de productores que compartían sus vivencias de éxito los cuales les permitían mejorar sus procesos, identificar sus falencias, plantear una nueva estrategia con mejores índices de producción y rentabilidad.
Una de las políticas más importantes que influyeron en la productividad fue la creación de centros técnicos focalizados en educación agrícola, esto hacía que el campesino tuviera una preparación única con respecto a los países de competencia. El sharemilking también fue uno de los modelos innovadores que les permitió a los nuevo-zelandeses aumentar la producción a través de asociaciones entre productores de mayor edad con productores jóvenes. Este consiste en crear una sociedad que a partir de una pareja mayor, dueña de la tierra ya cansada de trabajar, busca mano de obra para poder seguir con la producción. Busca, entonces, una pareja joven que se asocie mediante trabajo y capital y las utilidades netas son divididas en porcentajes justos entre los dos. El sharemilking ha sido la clave para que los propietarios de las tierras no solo las posean por inversión de valorización, sino también por la productividad generada a partir de esta.
Aterrizando el caso lechero en Colombia, en donde tenemos casi cuatro veces el número de vacas que en Nueva Zelanda pero logramos producir a duras penas la quinta parte, podemos obtener conclusiones interesantes que nos sirven para reflexionar. Indiscutiblemente los factores culturales influyen en gran medida, pues Colombia con un gobierno tan proteccionista que en vez de invertir más en educación técnica, prefiere contentar a los productores a través de subsidios que si bien son importantes, no pueden llegar a ser permanentes. Por otro lado, la politización de las agremiaciones no sólo impiden que se creen políticas imparciales, sino también que las medidas beneficien a un porcentaje muy pequeño del gremio lechero en este caso los grandes hacendados y productores. Es importante que se informen de estos casos de éxito a nivel internacional, el cual reflejan que la cooperación y el compartir experiencias logran la construcción de una industria más unida y sólida, generando una competencia más equilibrada con mercados externos.
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BIBLIOGRAFÍA
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-520866
https://en.wikipedia.org/wiki/Sharemilking
Entrevista Julian Ramirez, 2016.